Andalucía

Hora y media en llevar y recoger a los hijos

Hora y media es el tiempo que emplea diariamente Victoria Vega en llevar y traer a sus dos hijos que estudian en colegios distintos. Tres cuartos de hora en ir y venir, ya que hace tres años no logró plaza para su hijo en primero de Infantil en el Colegio Sagrada Familia de Sevilla, pese a que su hermana llevaba tres años estudiando en el centro.

El más pequeño se quedó a pocos puntos de entrar en el centro concertado y, aunque varios padres solicitaron a la Delegación de Educación que ampliara el número de alumnos por aula (ratio) hasta el límite permitido (28), la Administración denegó esta solicitud para dicho colegio y el niño tuvo que ser matriculado en un centro público que está a casi media hora del que sus padres eligieron como primera opción.

"Mi caso fue el primero en la historia de este colegio en que se separaban a dos hermanos", asegura Vega, quien señala que "ahora son cuatro familias las que se encuentran en esta situación". Esta madre inició un recurso en los juzgados de lo contencioso-administrativo contra la decisión de Educación. La Justicia no le da por ahora la razón, de ahí que ya haya recurrido la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). Mientras espera la resolución de los tribunales, Victoria Vega se enfrenta a las consecuencias de no tener a sus hijos en el mismo colegio. "Cada día tardo tres cuartos de hora en dejar a los dos niños en sus colegios. A la vuelta empleo el mismo tiempo. No poseo coche, aunque si lo tuviera tardaría más, tal como está el tiempo", asegura Vega. Esta situación tiene, incluso, consecuencias en la economía familiar, ya que el matrimonio paga el aula matinal al tener que dejar a su hijo más pequeño antes de que la hermana entre en su colegio.

La única vez que Educación se puso en contacto con ella para intentar solucionar su situación fue el curso pasado, cuando le ofreció matricular a sus dos hijos en un colegio del barrio Cerro del Águila, más alejado de la residencia familiar y que le obligaba a hacer uso del transporte. La desconfianza es la actitud de esta madre ante el nuevo decreto. "A estas alturas ya no me creo nada".

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