En tres palabras

Moreno el Facha y otras caricaturas

  • Tiene razón el presidente al defender que no es un ultraderechista peligroso pero su problema es que el Pacto a la Andaluza incluye a Vox

Juanma Moreno saluda a Elías Bendodo, en presencia de Juan Marín.

Juanma Moreno saluda a Elías Bendodo, en presencia de Juan Marín. / Efe

1. La sombra incómoda de Vox

Tiene razón Moreno Bonilla: desde luego él no parece un facha peligroso. Es más, ni siquiera un facha sin peligro. Está de más cualquier caricatura de Moreno el Facha, al modo de Martínez el Facha, el memorable personaje de Kim en El Jueves, aquel viejo nostálgico del franquismo junto a su amigo Adolfito y su nieto Francisquito.

Claro que hay cosas que además de ser, conviene parecer. Y el problema para Moreno es que el llamado Pacto a la Andaluza incluye a Vox. Y aunque hasta ahora los hayan mantenido razonablemente a raya, no son un cero a la izquierda, y cada vez menos. En el arreón de pactos tras el 26-M, Vox aspira a liquidar el rol de apéndice decorativo.

El PP, por demás, no vacila en unir su suerte a Vox. Bendodo, a quien nadie ha difamado nunca hasta el punto de atribuirle fuertes principios morales, es un estratega temible capaz de vender el alma en una negociación, y a ser posible el alma de otro. Pero para Ciudadanos no es tan simple. Hasta ahora han tratado de aparentar que Vox no existe, pero a ver con quién aprueban los presupuestos del cambio.

Tal vez Juan Marín acabe por promover algún acuerdo con socialistas en los pactos andaluces. Siquiera por simular lo de centristas y autónomos. De momento Cs sigue en el bloquismo, perdiendo identidad a borbotones, identificado como muleta del PP y socio parlamentario de Vox, donde los liberales europeos colocan la línea roja. Marín de momento sonríe, aunque a veces cuesta imaginar la razón.

2. Pipa de la paz en Ferraz

Susana Díaz ha firmado la paz en Ferraz. O al menos está persuadida de eso. Claro que el diablo, como dicen los anglosajones, está en los detalles. Con todo, ella regresó el lunes de Madrid aparentemente segura de haber fumado la pipa de la paz con Pedro Sánchez. Para los sanchistas, esto sólo significa que ha ella le ha rendido sus armas al Gran Jefe y jurado el vasallaje de la tribu andaluza, tras desistir de aislarse en el Virreinato del Sur.

Esta semana, con todo, hay indicios de que Susana Díaz ha completado el duelo del 2-D. En la sesión del jueves se le vio, por fin, no en el rol de princesa destronada, sino en la carrera para volver. Por primera vez dobló la muñeca al presidente. También contribuyó que AA resucite, de modo que el bloque de la izquierda, sin ser homogéneo, contrarreste la habitual sesión de masaje y aceites que practican los portavoces de PP, Cs y Vox. Susana también presumió de su sentido de Estado, ella sí, en la renovación de los órganos de extracción parlamentaria. En fin, si no es verdad que Susana Díaz ha sellado la paz, desde luego ella sí se lo cree.

¿Y es verdad? Ciertamente a Pedro Sánchez no le debe de interesar un conflicto interno con tantos frentes abiertos, y Europa en su punto de mira. El sanchismo andaluz no está muy vertebrado, y tal vez se impone el pragmatismo. Pero, más allá de las sensaciones y las filtraciones interesadas, sólo se podrá tener conclusiones fiables con las listas de las diputaciones. Viendo la relación de sanchistas, se sabrá si es una rendición en toda regla o se ha firmado la paz.

3. Junta de políticos y tecnócratas

En el Gobierno del cambio hay dos almas: políticos y tecnócratas. Rogelio Velasco es un tecnócrata que transmite rigor; y su desmontaje de IDEA está siendo ejemplar, sin concesiones partidistas ni exhibiciones de cara a la galería. Juan Bravo es un buen tecnócrata, pero con aspiraciones de político, y eso le atraganta a ratos la objetividad. Claro que el canon político-político lo da Bendodo, que está devorando a Marín como Salvini a Di Maio. No va a dejar de Marín ni los huesos, estilo Alien.

Bendodo no se corta. Anuncia que la confluencia de ayuntamientos del PP, diputaciones del PP y Junta del PP augura un tiempo maravilloso de prosperidad. Ese argumento, de la estirpe de la confluencia planetaria de Leire Pajín, ¿es una amenaza para las localidades del PSOE? Bendodo, por supuesto, no dedica un minuto al ranking de los municipios más pobres de España, casi todos en Andalucía, alguno gobernado por el PP desde hace tiempo, con diputaciones del PP. Se ve que eso era antes de la gran confluencia.

Presentarse como milagreros es un peligro: las hemerotecas siempre vuelven. O presentar a los anteriores como un infierno, donde todo, como dijo Moreno en el Parlamento, era negativo. Pero es la tesis del PP en cada sesión parlamentaria, con el apoyo inestimable de Romero (Cs), más portacoz que portavoz: “Antes era primero el partido, después los amigos del partido, luego mantener la burocracia, y si quedaba algo para invertir”. Eso sólo es una caricatura, tanto como lo de Moreno el Facha. Y ese estilo siempre es de ida y vuelta.

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