El Parlamento andaluz ha aprobado una declaración institucional por la que se compromete a visualizar la contribución del pueblo gitano al flamenco. En el texto, que ha sido respaldado por todos los grupos políticos, se lamenta cierta invisibilización del mundo gitano en el flamenco, que es una cultura recogida, y protegida, en el Estatuto de autonomía.

La polémica sobre la participación gitana en el flamenco viene de antiguo, pero no por una negación, sino porque autores tan consagrados como Antonio Mairena han entendido que esta cultura es la propia del pueblo gitano andaluz. De hecho, las grandes mecas del flamenco, como Cádiz, Jerez, los Puertos, Alcalá, Sevilla y Lebrija, tienen su origen en los barrios gitanos de estas poblaciones, asociadas en ocasiones a las profesiones propias de este pueblo, caso de las herrerías y las relacionadas con los mataderos.

En contra de esa suerte de monopolización, otros musicólogos exponen cómo buena parte de los cantes provienen de folclores clásicos, así como de otro tipo de culturas, como la esclava negra.

El reciente éxito de la cantante Rosalía animó, una vez más, la polémica, al ser criticada por artistas gitanos que le habían acusado de apropiación cultural.