El Rey será intervenido quirúrgicamente la próxima semana en la cadera izquierda, según ha anunciado el propio don Juan Carlos al inicio de su discurso en el brindis de la cena ofrecida a los jefes de Estado y de Gobierno de la XXII Cumbre Iberoamericana.

Antes de leer el texto previsto, don Juan Carlos ha dicho a sus invitados iberoamericanos: "Como habréis podido ver, tengo algunas dificultades de mecánica que han vuelto a aparecer estos últimos días y que me van a obligar, siguiendo el consejo médico, a interrumpir mi agenda oficial para pasar por el taller, es decir, para operarme de la cadera izquierda, que tengo bastante maltrecha.

"Aunque los médicos me recomendaban pasar por el quirófano ya, he querido posponerlo al menos hasta la semana que viene, para poder estar hoy aquí con todos vosotros, mis hermanos iberoamericanos, para fortalecer juntos este extraordinario espacio de afinidades y de afectos que es nuestra Iberoamérica", ha explicado.

El Rey, que ha recorrido unos 70.000 kilómetros en viajes oficiales durante los últimos seis meses, ha añadido: no ha faltado a ninguna de nuestras citas en 21 años y tampoco estaba dispuesto a estar ausente en esta, en la que, además, España es el anfitrión".

Pese a las notables molestias que sufre desde hace días en la cadera izquierda, tras haber sido intervenido el pasado abril en dos ocasiones en la cadera derecha, el monarca desea completar además sus compromisos iberoamericanos el próximo lunes 19 en el Palacio Real, donde ofrecerá un almuerzo a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.

Esta será la última actividad oficial del Rey antes de la operación, después de haber aplazado hace unos días por consejo médico la visita a París que tenía previsto realizar entre el lunes y el martes y durante la que iba a reunirse con el presidente francés, Francois Hollande.

En las reuniones bilaterales que por la mañana mantuvo con los presidentes de Colombia y Ecuador, se lo vio muy desmejorado y cansado, apoyándose en una muleta, aunque bromeó con su estado de salud.

"Aquí me tienes, un poco tullido, pero bien", le dijó a Juan Manuel Santos. "Majestad, ¿cómo está?", le preguntó Rafael Correa, al inicio de un encuentro similar. "Bien, aguantando", respondió él.

Y ya por la noche llegó el anunció de su operación. Lo hizo antes del discurso previsto para el brindis en la cena que ofreció a los mandatarios latinoamericanos en el Parador Atlántico.

Las mesas de la cena oficial tenían nombres de poblaciones de la provincia de Cádiz. Los Reyes de España, el presidente de México, Felipe Calderón, y algunos jefes de Estado y de Gobierno estaban sentados en la llamada Cádiz; en la denominada Jerez de la Frontera estaban situados los Príncipes de Asturias, otros lídres iberoamericanos y el jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba; mientras tanto en la de Algeciras estaban el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría; el presidente del Congreso, Jesús Posada y el del Senado, Pío García Escudero.