Andalucía

Susana Díaz traza dos líneas rojas sobre la reforma territorial

  • La presidenta andaluza se opondrá al reconocimiento de otras naciones diferentes a la española y a la excepcionalidad fiscal para las comunidades donde se recauda más dinero

Díaz reclama a la oposición "defender a Andalucía con el respeto que se merece"

El cierre del Debate del estado de la Comunidad fue más sustancioso que el inicio. La presidenta de la Junta, Susana Díaz explicó con claridad cuáles son los límites que, en su opinión, deben marcar tanto la posible reforma constitucional como la negociación del modelo de financiación de las autonomías. Con el argumento de que Pablo Iglesias, por fin, ha enumerado cuántas naciones conviven en este Estado llamado España -la española, la catalana, la vasca y la gallega, dijo el de Podemos-, Susana Díaz declaró ayer en el Parlamento que está en contra de esta concepción de país, "lo diga quien lo diga". Y lo repitió ante los gestos que se le hacían desde la bancada de IU: "Lo diga quien lo diga". Es decir, que Díaz rechaza la España plurinacional que defiende Iglesias, pero también la que ha adoptado su partido y el líder de éste, Pedro Sánchez. De hecho, lo de Iglesias tampoco es tan novedoso; también Pedro Sánchez explicó en septiembre que, en su opinión, hay una pulsión nacional, al menos, en tres lugares: Cataluña, País Vasco y Galicia.

Pablo Iglesias realizó estas declaraciones en Madrid el miércoles pasado, durante la presentación de un libro de varios autores sobre la plurinacionalidad del país. Al no citar a Andalucía como una "nacionalidad histórica", que es como la define el Estatuto, ha vuelto a encender los ánimos de los socialistas. Y es que durante la insurrección institucional catalana, Iglesias sostuvo que el referéndum de independencia cabe en la Constitución, del mismo modo que Andalucía consiguió su autonomía mediante una interpretación constitucional peculiar. No fue así. Tras el traspié de Madrid, el líder de Podemos lanzó un video en el que elogia a Andalucía, un modo de reconciliarse con su homóloga en el sur, Teresa Rodríguez, a quien disgusta que la comunidad no figure en ese grupo de naciones.

El portavoz socialista Mario Jiménez aclaró, a este respecto, que ellos, los socialistas andaluces, están contentos con la nominación del Estatuto, que concibe a Andalucía como una nacionalidad histórica. No se trata, por tanto, de aspirar a ser nación, pero tampoco a quedarse en un segundo escalón si la reforma consiste en mejorar la situación de las primeras. Tal como dijo Susana Díaz, éste es el debate que Andalucía rompió el 4 de diciembre, en las manifestaciones de finales de los setenta que concluyó en el referéndum de autonomía del 28 de febrero de 1980.

La Constitución había previsto que aquellas comunidades que habían logrado el estatuto en la Segunda República accedieran, directamente, al autogobierno, mientras que Andalucía hubo de transitar por otros vericuetos que le llevaron a conseguir, finalmente, el mismo nivel de autonomía. De lo que se trata ahora es que aquellas naciones que Iglesias considera como tal, parece que también Pedro Sánchez, no ganen por "un derecho propio" otro nivel de autogobierno que se niegue a las demás.

Y ese nivel de autogobierno no es otro que la mejoría del trato fiscal. "Estoy totalmente en contra del derecho a decidir", señaló Díaz, "porque si una comunidad puede decidir sobre un asunto tan grave como separarse de un país, podrá decidir algo menor, que es con cuánto contribuye al Estado". Como señaló Mario Jiménez, dos ministros del Gobierno actual, Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, ambos de áreas económicas, se han manifestado a favor de que Cataluña tuviese un trato fiscal especial, parecido al del País Vasco. De Guindos, en concreto, citó al "cupo vasco" como solución, mientras Montoro se refirió a una cesión de impuestos. "Lo saben los andaluces y lo saben fuera de Andalucía; estoy en contra porque en la práctica supone que decidan algunos mientras que otros nos quedamos mirando, y de las cosas que afectan al conjunto de los españoles decidimos todos los españoles", resaltó Díaz.

La opinión de estos dos ministros no es la del Gobierno. No es la de Mariano Rajoy, que negó a Artur Mas el acuerdo fiscal que está en el origen de la deriva secesionista. Pero sí hay una opinión de fondo en determinados departamentos que preocupa en el PSOE andaluz.

La intervención de Susana Díaz sirvió para dejar claro que este modelo federal equitativo y no asimétrico que ella defiende lo mantendrá tanto frente al Gobierno central, si surgiesen dudas, como ante su propio partido. "Si una comunidad puede decidir que se rompa España, con mucha más naturalidad querrá decidir qué aportan y que no al conjunto del Estado", indicó.

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