Tribunales

El acusado de matar al cura de Villafranca alega que se defendió de una agresión sexual

  • Relata al juez que golpeó a la víctima en defensa propia ya que el sacerdote le atacó cuando se negó a tener relaciones sexuales con él.

El ciudadano de origen rumano Vasile Tudose, que se enfrenta a una pena de entre 20 y 21 años de cárcel por la muerte el año pasado del párroco de la Iglesia Santa Marina de las Aguas Santas, de la localidad de Villafranca de Córdoba, Tomás Pérez, se declaró inocente durante la vista oral por el caso. Alegó que sólo quería defenderse de "una agresión física y moral", después de que la víctima supuestamente intentara obligarle a que le hiciera una felación. Según el acusado, ambos mantenían relaciones sexuales a menudo, algo que él hacía por dinero.

Durante su declaración, el procesado manifestó que no era su intención matarlo, y que se sintió ido por la influencia del alcohol que había consumido momentos antes del suceso, cuando le golpeó con un radiador en al menos cinco ocasiones tras producirse una discusión. El acusado mostró su arrepentimiento por lo que pasó y pidió perdón a los familiares del fallecido, de 75 años de edad.

Según comentó, el día de los hechos, el 15 de julio de 2007, tras haber pasado la tarde en la piscina de la localidad y haber bebido varias copas regresó a la casa del párroco y se puso a ver la televisión tendido en el sofá. El párroco le llamó y le dijo que se fuera para la habitación; allí le pidió que se desnudara a lo que el procesado se negó. Ese día, por primera vez, la víctima le pidió que le hiciera una felación, a lo que Vasile se negó y le enseñó un cenicero avisándole de que como siguiera le iba a pegar, pero la víctima no cesó en su empeño, según comentó el procesado.

Como consecuencia a esta discusión, el cura cogió un radiador con las dos manos e intentó agredir al procesado, quien se lo quitó y se lo aplastó en la cabeza, golpeándole además luego otras cuatro o cinco veces. Vasile declaró que temía que le diera con él, se sentía "muy nervioso, asustado y se descontroló". Aclaró que si no le hubiera llamado y hubiera seguido viendo la televisión en el sofá, nada de esto hubiera pasado. Después del suceso, cogió las llaves de uno de los coches del párroco y se dirigió a Madrid, hasta que finalmente fue detenido por la Guardia Civil en la estación de autobuses, según dijo, con un billete de vuelta para Córdoba donde tenía previsto entregarse en el cuartel de Villafranca.

Vasile explicó que conoció a Tomás Pérez a través de un amigo, y éste le ofreció trabajo como albañil en su finca, por lo que le pagaba 350 euros a la semana. En ocasiones, dormía en el domicilio de él, pero nunca en la misma cama, aunque sí mantenía relaciones sexuales desde el principio de conocerse. Vasile subrayó que él no es homosexual, que incluso tenía novia, y sólo hacía esto por dinero.

Por estos hechos, el fiscal y la acusación particular piden 20 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, a lo que la acusación añade un año más por un delito de resistencia a la autoridad. Por su parte, la defensa considera el suceso como un delito de lesiones con resultado de muerte, por lo que sugiere cuatro años de cárcel, o alternativamente un homicidio, en cuyo caso la pena sería de entre 10 ó 15 años. Alude además a las eximentes de defensa, drogadicción y consumo de alcohol y la de reparación del daño al haber abonado 6.000 euros en concepto de responsabilidad civil.

El ministerio público considera que el procesado "se aseguró que mató al párroco sin riesgo para su persona y lo atacó de manera sorpresiva, de noche, y a traición sin posibilidad de defensa". Destacó además la complexión fuerte y joven del acusado frente a las condiciones físicas de la víctima, de 75 años. Asimismo, considera que no existen pruebas de que bebiera alcohol hasta el extremo de no saber lo que hacía. Desde su punto de vista, el suceso se produjo de manera "cruel y mezquina".

En cuanto al móvil de lo acontecido, la acusación particular se refirió al robo, mientras que la defensa, consideró que de ser así se le tenía que haber acusado también de este delito y no ha sido así, por lo que se basó en la negativa de Vasile a ser sujeto activo de una felación. Además, añadió que hubo una tentativa de agresión sexual al procesado, descartando la alevosía y el ensañamiento, ya que actuó "en defensa y ofuscado en un estado pasional".

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