Alfonso Ussía en Antena 3
El campo andaluz requiere inmigrantes: "No se encuentra un tractorista, un podador..."
Las organizaciones agrarias sostienen que la falta de mano de obra se ha convertido en un problema estructural
La inmigración logra que Sevilla gane 35.000 habitantes en una década
La cosecha de la aceituna de mesa ha comenzado, después llegará la de molino y más tarde la de los cítricos, la agricultura andaluza ha entrado en sus meses grandes y falta mano de obra. No para recoger el fruto del árbol, que también, sino para casi todas las labores. "No se encuentra un tractorista, un podador, un regador, casi nos los quitamos de las manos; desde hace cinco años lo que era un problema coyuntural se ha convertido en estructural", explica Eduardo Martín, que además de secretario general de Asaja en Sevilla es agricultor. Con los pies en el campo. Su organización acaba de realizar una propuesta que pasa, entre otras acciones, por regularizar a los inmigrantes que trabajen en las campañas agrícolas.
Otras patronales, como la fresera Freshuelva, también precisa de más trabajadores. Su modelo es otro, el de la contratación en origen, una fórmula exitosa que ya cuenta con una experiencia de 25 años en Huelva. Vienen mujeres marroquíes, temporeros de Sudamérica y ahora hay experiencias piloto con Senegal, Gambia y Mauritania, el año pasado se contrataron a 14.037 personas en origen, pero para la campaña de frutos rojos que comienza en enero se han solicitado 19.000. Rafael Domínguez, gerente de Freshuelva, lo explica así: "La demanda va en aumento, la población en los pueblos va bajando, hay menos nacimientos y hay un éxodo rural, y no sólo nos pasa a nosotros, las empresas de camiones frigoríficos, por ejemplo, no encuentran conductores".
El campo andaluz dejó de ser un sector de mano de obra sobrante, ahora faltan temporeros, técnicos y profesionales especializados, y la inmigración no sólo es un aliado, sino un factor imprescindible. Huelva, por ejemplo, emplea en cada campaña de frutos rojos unas 110.000 personas, de las que sólo el 14% son inmigrantes, contratados en sus países, con derecho a alojamiento y billete pagado; el resto son temporeros comunitarios, que empalman la campaña de frutos rojos onubense con la de hueso en Lérida, por lo que muchos se marchan a partir de mayo, o nacionales, que dejan el campo a partir de abril para ir a trabajar a la Feria de Sevilla y, de ahí, a la hostelería. La campaña onubense dura de enero a junio, y son los inmigrantes quienes cubren esos últimos meses más críticos y le dan estabilidad a toda la campaña.
Sólo la campaña del olivar necesitará en toda España de 32 millones de jornales. La falta de trabajadores no es una singularidad de la agricultura, está ocurriendo en la hostelería y en la construcción, y está siendo la inmigración la que está tirando de estos pujantes sectores, tanto es así que los analistas internacionales señalan a la migración como una de las causas del crecimiento económico español. Pero hay realidades contradictorias: mientras España necesita gente que venga de fuera, un partido, Vox, crece con un discurso contrario a los inmigrantes. Y lo que apuntan los sondeos es que es en Almería, Huelva y Murcia, donde más trabajo se requiere, donde Vox crece con fuerza.
Asaja Sevilla ha mantenido varias reuniones con el subdelegado del Gobierno en la provincia, Francisco Toscano, para abordar esta carestía, y le ha entregado las tres propuestas de actuación. Una de ellas, tal como explica Eduardo Martín, pasa por suspender la situación de irregularidad a los inmigrantes que trabajen en las campañas por un período de un año. Las personas que lleven más de dos años en España bajo esta condición pueden solicitar la regularización por causas sociolaborales.
Una realidad que Martín cuenta, y que ha sido corroborada por alcaldes y por la Delegación del Gobierno, es que hay irregulares que desconocen esta vía de normalización. De hecho, Asaja va a solicitar a los alcaldes de la Vega del Guadalquivir, donde se concentra buena parte de la producción, que informen a las personas que están empadronadas en sus municipios de esta posibilidad.
Mano de obras y personas
El ministro de Agricultura, Luis Planas, participa de esta inquietud de los agricultores, aunque con matices. Preguntado por ello el jueves pasado durante un encuentro organizado por Radio Sevilla, Planas defendió el modelo de contratación en origen, del que la provincia de Huelva ha sido pionero. De hecho, fue hace 18 años, cuando Planas era el embajador de España en Marruecos cuando se puso en marcha este modelo de "inmigración circular" con temporeras magrebíes. "Cuando hablamos de esto, recuerdo al escritor suizo Marc Frisch, que escribió aquello de que pedimos mano de obra y vinieron personas; no sólo hay que contratar, sino integrar, sé que no es fácil, lo reconozco, y que se hace", explicó Planas en este acto de la Cadena Ser.
La opinión de Asaja en Sevilla es que el modelo de contratación en origen no sirve para otros sectores. Algunas fuentes indican, por ejemplo, que en Huelva es posible porque los frutos rojos dan margen suficiente para este modelo que es más caro y que no siempre resulta satisfactorio. Asaja también propone que los subsidios y prestaciones sean compatible con el trabajo en el campo. Es un hecho conocido que muchos trabajadores del campo no aceptan nuevas peonadas para no perder las ayudas.
La última de las propuestas de Asaja es más polémica: consistiría en elevar el número de peonadas necesarias para acceder a las ayudas. El argumento es que la realidad económica ha cambiado. En un contexto donde hay una gran oferta de trabajo, parece adecuado elevar los días necesarios para cobrar la prestación, del mismo modo que, cuando hubo sequías, la cifra de peonadas necesarias bajó a de 30 a 10.
117.000 beneficiarios de
La falta de trabajadores en sectores donde aún hay desempleo no deja de generar polémica. En estos momentos, en Andalucía hay 117.415 beneficiarios de subsidios y rentas agrarias, a la vez que los empresarios se quejan de la falta de mano de obra. Un tercio de los afiliados al régimen agrario (362.119 trabajadores) están en esta situación. También sucede en sectores como la hostelería, aunque en el caso del campo es cierto que las ayudas no sólo proporcionan una renta básica, sino el mantenimiento de la población en las zonas rurales.
Casos como el de Huelva también muestran cómo la mayor parte de los empleados, españoles y comunitarios, alternan la agricultura con otros sectores, y que la inmigración sirve para dar estabilidad a la campaña.
El subdelegado del Gobierno en Sevilla, Francisco Toscano, ve con buenos ojos algunos elementos de la propuesta de Asaja, aunque, como Planas, es más partidario de los contratos en origen. No obstante, lo que sostiene es que, si esta patronal agraria necesita a estos trabajadores, debería solicitar a la Confederación de Empresarios una regularización extraordinaria de inmigrantes. De hecho, en el Congreso hay presentada una iniciativa legislativa popular que apoyan todos los partidos, menos Vox, y que viene respaldada por organizaciones católicas, que solicita la regularización de medio millón de trabajadores que se encuentran en España en situación irregular.
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