La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El cónsul y el ingeniero valientes

La mejor señal de normalidad será que andaluces como Jesús Silva y Eusebio León puedan volver a España en Navidad

El ingeniero Eusebio León y el cónsul Jesús Silva

El ingeniero Eusebio León y el cónsul Jesús Silva / M. G. (Ciudad del Cabo)

EL aviso saltó a media mañana en la cuenta oficial del Consulado General de España en Ciudad del Cabo: “Se recomienda a los residentes en Sudáfrica que vayan a viajar a España en los próximos días que estén atentos a las noticias sobre posibles restricciones de entrada que el Gobierno de España pueda imponer en las próximas horas o días, siguiendo las recomendaciones de la UE”. Justo en ese momento nos acordamos de dos andaluces que trabajan en aquella nación que tan buenos recuerdos nos trae desde 2010, cuando el famoso beso de Casillas a Sara en aquella noche del gol de Iniesta. Algunos, por cierto, podemos presumir no sin cierta cuota de guasa de un triple logro: haber presenciado un cambio de Papa en la misma Plaza de San Pedro, haber visto a España ganar un Mundial y haber almorzado al menos una vez con Javier Arenas... Ahora que se pone la cosa fea con la variante sudafricana del coronavirus, tenemos a muchos españoles en la diáspora pendientes de si podrán pasar la Navidad en su casa. Y eso es serio. De nuevo volvemos a la incertidumbre, a oír una música que evoca la angustia y el claustro.

En Ciudad del Cabo hay andaluces de pro como Jesús Silva, ahora cónsul general que fue un valiente embajador de España en la Caracas del gorila Maduro. Silva se jugó el pellejo literalmente cuando refugió en aquella embajada al opositor Leopoldo López. Tuvo arrojo, soportó sentirse vigilado las 24 horas del día. ¡Cómo olvidar que su llegada al cargo fue saludada con varias bombas caseras lanzadas a la residencia oficial española! Los secuaces de Maduro intuían que, en efecto, llegaba un diplomático tan leal a su Gobierno como libre. Hace poco supimos de la animosa celebración del 12 de octubre en la residencia de este cónsul andaluz. Tan lejos de Andalucía, pero con un ambiente festivo y una luz que parecían de cualquier localidad costera del sur español.

Por allí estaba el ingenioso Eusebio León, que firma sus artículos periodísticos como Euleón. Es un ingeniero sevillano que lleva seis años en Porterville. Trabaja como director técnico en una plantación de naranjas y mandarinas. El tipo, brillante donde los haya, recorre cada día esos campos de Dios que no son los de Castilla, aunque bien parecen sacados de la España vaciada. La alerta de la embajada nos lleva a recordar aquellas fotos joviales del día de la Fiesta Nacional. Sol radiante, tinto de Rioja, un fondo verde frondoso y la bandera rojigualda en el cielo de Capetown. Y allí estaban dos andaluces valientes a los que esperamos para brindar con un oloroso y la banda sonora de El Almendro. Será la mejor prueba de normalidad.

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