Coronavirus Andalucía

La incapacidad en el rastreo condena al descontrol de la pandemia

Una sanitaria efectúa una prueba PCR a un ciudadano.

Una sanitaria efectúa una prueba PCR a un ciudadano. / Juan Carlos Muñoz

La temida transmisión comunitaria de la pandemia en Andalucía es una realidad desde hace semanas. Con los datos epidemiológicos por delante y la paulatina saturación de los hospitales como irrevocable evidencia, el personal sanitario, los especialistas en Salud Pública y los investigadores han estado avisando de la que se avecinaba desde el final del verano. Fueron los polvos que han traído el lodazal de las nuevas restricciones.

Meses llevan los médicos y los enfermeros del Servicio Andaluz de Salud (SAS), los sindicatos de salud y las formaciones políticas de la oposición llamando la atención al Gobierno andaluz por su incapacidad de armar un sistema de rastreo que respondiera a la magnitud de la pandemia. La deficiencia en el seguimiento de los contactos de los casos positivos se revela en indicadores como el señalado por el Instituto de Salud Carlos III, en cuyo último informe semanal señalaba un porcentaje del 76,2% en la detección de positivos con contactos identificados. Esa cifra es inferior al 80% que señala la OMS en una situación de control del coronavirus.

Otro indicio de la debilidad del sistema de rastreo andaluz lo refleja la tasa de positividad. Este indicador en Andalucía alude a un creciente número de contagios por pruebas realizadas, cuyo valor ha sido del 17,3% la última semana, siendo aún peor si se limita a ayer –19,7%–. El Consejo Europeo, en cambio, indica un aumento del riesgo de transmisión a partir del 4%. La diferencia con la tasa andaluza es evidente.

Numerosas han sido las críticas vertidas a la Junta de Andalucía por el insuficiente número de personas que han estado dedicadas al rastreo desde el fin del primer estado de alarma –el 21 de junio–. Aunque el Gobierno andaluz aseguró la existencia de más de 8.000 personas efectuando esa labor, pronto trascendió que eran mayormente enfermeras de Atención Primaria sin dedicación exclusiva a tal fin.

Los datos de PCR hechos en Andalucía, insistentemente en la última posición de las comunidades por encima sólo de Melilla, son también un indicativo de esta rémora. Las últimas investigaciones sobre este indicador sitúan a Andalucía en la última posición de habitantes por cada rastreador, teniendo en cuenta los recursos del sistema de Vigilancia Epidemiológica. Es un hecho que los vigilantes nunca dieron abasto.

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