Lola Greco es hija del célebre bailarín y bailaor José Greco y de Lola de Ronda. La bailarina y bailaora inició su formación en la escuela del Ballet Nacional de España (BNE), del que fue primera bailarina a los diecinueve años. Su entrada en el circuito internacional no se hizo esperar. Participó en París en la Salomé de Van Hoecke y en la Ópera de Milán en Il vespri siciliani/Las vísperas sicilianas. José Granero contó con ella para Medea. A partir de entonces, Victoria Eugenia, José Antonio y Felipe Sánchez, entre otros, le montaron espectáculos. Además, recorrió Estados Unidos enrolada en la compañía de su padre.
El BNE volvió a contar con ella, como primera bailarina invitada, en 1991 y, cinco años más tarde, en la reposición de El sombrero de tres picos en homenaje a Antonio. Más tarde, participó en la gala Gigantes de la danza, que se celebró en los Campos Elíseos parisinos, junto a Maya Plisetskaya y Silvie Guillem. La colaboración con el maestro Granero volvió a repetirse, cuando le montó La Gitanilla. Bajo sus órdenes se puso, junto a otras bailarinas y bailaoras, en el montaje A mi manera, estrenado en el Festival de Jerez 2002.
Ya desvinculada del BNE, en 2002 montó con su hermano José Greco el espectáculo Latido, que estuvo durante un mes en cartel en El Corral de la Morería de Madrid. Entre sus trabajos más recientes, destaca su colaboración, como coreógrafa y bailarina invitada, en Pasión y ley de Antonio el Pipa, estrenado en el Festival de Jerez 2004. Quizá la faceta que menos se conozca de la gran maestra, es su labor humanitaria a lado de La asociación de danza y artes escénicas de Madrid y Comunidad, en la que ha colaborado en dos de sus galas benéficas anuales, de una manera altruista, impartiendo clases magistrales y talleres a precios simbólicos.
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