Crítica 'Election: La noche de las bestias'

Aburrida basura

election: la noche de las bestias. Thriller, EEUU, 2016, 105 min. Dirección y guión: James DeMonaco. Música: Nathan Whitehead. Fotografía: Jacques Jouffret. Intérpretes: Elizabeth Mitchell, Frank Grillo, Mykelti Williamson, Edwin Hodge, Joseph Julian Soria, Kyle Secor, Betty Gabriel.

La filmografía de James DeMonaco, con excepción de su debut con Staten Island, es tan entretenida y variada como las películas que la integran: The Purge: la noche de las bestias, Anarchy: la noche de las bestias y ahora Election: la noche de las bestias. Basuras con el éxito suficiente como para conformar una trilogía. La responsabilidad (por no decir culpa) es evidentemente del público, como siempre sucede en el cine, y no del señor DeMonaco, que hace muy bien forrándose gracias a la estulticia de sus seguidores. Cada público tiene el cine que se merece (que paga), que diría un Churchill cinéfilo.

Basta, grosera, primaria y para colmo con aspiraciones de parábola política distópica, la tercera entrega solo tiene el mérito de ser peor que las dos precedentes. Un reto. La famosa noche en la que el asesinato es tolerado y alentado por el gobierno, para así sanear a la sociedad de elementos débiles, encuentra la oposición de una senadora candidata a la presidencia que pretende eliminarla si resulta elegida. Pero para ello, además de ganar las elecciones, habrá de sobrevivir a una de esas noches de purga (¿le cambiarán en Rusia el título a estas películas?) en las que se encuentra tan desprotegida como el presidente lo estuvo en 1997: rescate de en Nueva York de Carpenter, apreciable y divertida película de 1981 en la que esta bazofia se inspira. Si en la de Carpenter era el ex soldado Kurt Russell quien intentaba salvar al presidente, aquí es el ex policía Frank Grillo, conocido de la entrega anterior, quien lo hace. Ni en esto se ha esforzado el pega-planos DeMonaco. El actual cine malo no tiene ni la gracia artesanal ni la modestia que redimía al que veíamos en los cines de barrio y de verano (y conste que no me refiero a la entretenida y original película de Carpenter, que está a años luz de esta basurilla).

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