Crítica 'Mi vida a los sesenta'

Amor en la prórroga

mi vida a los sesenta. Comedia romántica, Alemania, 2015, 92 min. Dirección: Sigrid Hoerner. Guión: Jane Ainscough. Fotografía: Matthias Fleischer. Música: Max Knoth. Intérpretes: Iris Berben, Edgar Selge, Carmen-Maja Antoni, Björn von der Wellen, Jördis Richter, Götz Schubert, Kirsten Block, Michael Gwisdek.

La crisis de la mujer madura sigue siendo materia para la comedia romántica, género en el que se mueve, no sin cierta contención, esta cinta alemana de Sigrid Hoerner. Mi vida en los sesenta cruza a dos personajes en la fatídica frontera de los 60: ella (Iris Berben) está recién jubilada, aún vive con su madre y quiere tener un hijo a pesar de su edad; él (Edgar Selge) es dueño de una galería de arte y vive su particular repunte romántico-sexual con una joven y moderna becaria.

Servidos en bandejas los estereotipos, trazados los personajes desde la caricatura amable y complaciente, la cinta se lanza a un tira y afloja, a un ahora sí, ahora no, a propósito de los deseos de nuestros dos protagonistas, entre gags de corte clásico (caídas, golpes, lesiones, etcétera) y situaciones de intimidad confesional que se saldan con un paulatino y previsible acercamiento encaminado a la moraleja del más vale viejo y maduro conocido que joven y locuelo por conocer.

Por el camino, las reflexiones sobre el feminismo y el machismo en tiempos revueltos, la soledad, la flacidez y las segundas oportunidades no molestan ni interfieren demasiado en el núcleo cómico-romántico de la película, es más, le dan un toque medianamente honesto y consistente a la propuesta.

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