Batman vs. Superman

Centenarias estrategias

batman vs. superman. Fantástico, Ciencia-ficción, EEUU, 2016, 153 min. Dirección: Zack Snyder. Intérpretes: Ben Affleck, Henry Cavill, Amy Adams, Jesse Eisenberg, Gal Gadot, Diane Lane, Laurence Fishburne, Jeremy Irons, Holly Hunter.

Una cultura que trata a los superhéroes de tebeo como si fueran los héroes trágicos de Homero o de Virgilio está enferma de estupidez. Desde que en 1978 el pionero Richard Donner logró el primer taquillazo de la historia basado en un superhéroe, hasta entonces condenados a series B o a proyectos fallidos, con su Superman, y sobre todo desde que en 1989 Tim Burton presentó su Batman, se han rodado más de 50 superproducciones basadas en estos personajes dibujados. Unas mejores, otras peores y la mayoría pura cacharrería digital. Un hartazgo para quien no sea un fan.

Emparejar héroes, villanos, monstruos o superhéroes que pertenecen en origen a autores o universos distintos es una táctica tan vieja como la literatura popular, el cine o el tebeo. En 1908 Maurice Leblanc enfrentó su Arsenio Lupin a Herlock Holmes (le quitó la S para no pagar derechos), en 1943 Universal a Frankenstein y al Hombre Lobo, en 1962 la Toho a King Kong y a Godzilla… El universo de cómics lo ha hecho casi desde sus inicios, con las únicas limitaciones de los derechos. Nada nuevo, pues.

Tampoco es nueva la versión sombría, hasta trágica, de los personajes de tebeos, llevada a pesantes extremos wagnerianos por Nolan. Batman vs. Superman une estas dos corrientes enfrentando a los dos superhéroes con un tono sombrío, aspirando a convertirlos en personajes dramáticos además de lo que verdaderamente son: pretextos para la verbena digital de efectos especiales. Dirige la cosa el señor Snyder, supongo que orgullosísimo de una filmografía que leída de corrido parece un acta de acusación -Amanecer de los muertos, 300, Watchmen, Sucker Punch, El hombre de acero- y aún más orgulloso de los millones que debe ganar. Un reparto muy sólido -Affleck, Cavill, Eisenberg, Fishburne, Irons, Hunter- no logra convertir los personajes en caracteres dramáticos (y mira que se intenta, sobre todo en la primera parte) ni en caricaturas divertidas. Para reforzar el fracasado intento de oscurecer dramáticamente a los dos superhéroes se ha contratado al millonario guionista David S. Goyer responsable, además de la trilogía de Blade o del último y pésimo Godzilla que -¡mala suerte!- me tropecé en la tele el mismo día que sufrí este Batman vs. Superman, de los guiones del atormentado Batman de Nolan. También se ha recurrido al prestigioso Chris Terrio, aclamado autor del ingenioso guión de Argo. Ni por esas. Todo lo serio apesta a hinchazón forzada. Y todo lo espectacular se resuelve en hueco estrépito de efectos. Pero en fin, no caigamos en el defecto que criticamos pidiendo a estas tragaperras más de lo pueden dar. Gustará a los suyos, y para eso, para exprimir su irrefrenable pasión, está hecha. ¿O no ha arrasado las taquillas de todo el mundo dando en su primer fin de semana más de 400 millones de dólares?

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