Crítica 'Marte'

Entre Crusoe y el profesor Franz de Copenhague

marte. Ciencia-ficción, EEUU, 2015, 142 min. Dirección: Ridley Scott. Guión: Drew Goddard (Novela: Andy Weir). Música: Harry Gregson-Williams. Intérpretes: Matt Damon, Jessica Chastain, Kate Mara, Chiwetel Ejiofor, Kristen Wiig, Jeff Daniels, Sebastian Stan, Mackenzie Davis, Michael Peña, Sean Bean, Donald Glover, Aksel Hennie, Mark O'Neal, Brian Caspe.  

Abandonado en Marte por sus compañeros tras ser dado por muerto, Matt Damon le hace la competencia al profesor Franz de Copenhague en lo de desarrollar habilidades e invenciones propias de Los grandes inventos del TBO. Está herido, la próxima misión de la NASA a Marte tardará cuatro años, la nave se posará a más de 3.000 kilómetros de donde él está y tiene abrigo, oxígeno y alimentos para poco tiempo. Pero no se viene abajo. Primero se opera para arrancarse un pincho que se le ha clavado en la barriga. Después construye un invernadero, diseña un sistema de riego, utiliza la caca como abono y crea una plantación de patatas en pleno Marte desértico. Y hala, a sobrevivir a base de asombrosas manualidades y una ciega confianza en sí mismo y en la ciencia. Mientras tanto, para la NASA no es precisamente un motivo de alegría descubrir que está vivo. Le han celebrado funerales de héroe. ¿Qué hacen ahora? ¿Silencian el hecho? ¿Y si se filtra y se descubre? ¿La NASA abandonando al astronauta que ha celebrado como un héroe? ¿Anticipar la futura misión o alterar la presente para rescatarlo?

Con estas interrogaciones Ridley Scott construye, a partir del guión de Drew Goddard (Guerra Mundial Z) basado en una novela de Andy Weir, las aventuras y desventuras de este Robinson Crusoe marciano. Una idea no muy original ya que en 1964 el estupendo artesano que fue Byron Haskin (La isla del tesoro, La guerra de los mundos, Cuando ruge la marabunta) adaptó la novela de Defoe al espacio con el título Robinson Crusoe en Marte. Entre Defoe, el profesor Franz de Copenhague, un reality de supervivencia y un programa de bricolaje, Scott va sacando adelante la historia del Robinson marciano con el fuerte apoyo de un Matt Damon que, afortunadamente, recurre al humor.

Un blockbuster medianamente entretenido en el que sigue siendo imposible encontrar al director de Blade Runner o Alien, únicas dos películas valiosas de su ya larga filmografía. La apoteosis final es de traca. Y nada arregla la utilización de la música, ya sea la partitura original de Harry Gregson-Williams o el repertorio de canciones discotequeras que los astronautas habían llevado consigo para infectar la solitaria y desolada Marte.

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