Crítica 'Los caballeros blancos'

Desmemoria de África

los caballeros blancos. Drama, Francia-Bélgica, 2015, 115 min. Dirección: Joachim Lafosse. Guión: Zélia Abadie, Bulle Decarpentries. Fotografía: Jean-François Hensgens. Intérpretes: Vincent Lindon, Louise Bourgoin, Valérie Donzelli, Reda Kateb. 

Desde su debut en 2004 con Folie privée, del cine del belga Joachim Lafosse habíamos admirado siempre sus fogonazos de intensidad pialatiana a la hora de acercarse a las relaciones familiares o de pareja como zona de combate cargada de resonancias trágicas. Títulos como Propiedad privada, Elève libre o Perder la razón ahondaban en una suerte de tema y variaciones para proponerse como dolorosos y certeros retratos de la carcoma emocional de los vínculos primarios con un pulso heredado de la mejor tradición realista.

Pero se ve que Lafosse tenía ganas de salir de su territorio cercano para volar algo más lejos, buscando de paso entrar en la primera división de ese cine europeo que va a las secciones oficiales de los grandes festivales (aquí a San Sebastián) y que se cuece en co-producciones de más alto rango. Es ese el caso de estos Caballeros blancos que, de la mano del siempre estupendo Vincent Lindon, se traslada al corazón de África, al Chad para ser más precisos, con la intención de denunciar las trabas burocráticas, las contradicciones y otros peajes interculturales de la labor de las ONG en zonas de conflicto. Los niños huérfanos y un grupo de colaboradores europeos son así los polos sobre los que oscila una película sin trama fuerte que diluye su mensaje entre conversaciones de mesa, tensiones sobre el terreno y una calma chicha en la que Lafosse no parece encontrar suficientes elementos para que su habitual pulso vibrante estalle en alguna dirección dramática de provecho.

La película pone encima de la mesa muchos temas para el debate, como el papel de Europa en los conflictos ajenos, la mala conciencia transfigurada en exceso de celo, la labor ambigua de los medios y la representación, el cruce de intereses (occidentales) o los rescoldos del colonialismo en un territorio impracticable e inaccesible desde el punto de vista de la comunicación. Sin embargo, las relaciones personales entre el grupo o el otro africano quedan demasiado desdibujadas, apuntadas de manera insuficiente para la empatía. Tal vez era ese el efecto neutro buscado, que tiene por contra el peligro del desapego y el desinterés a pesar de las buenas intenciones.

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