Cultura

James Franco gana la Concha de Oro de San Sebastián con 'The disaster artist'

  • La realizadora argentina Anahí Berneri hace historia como la primera cineasta distinguida en los 65 años del certamen donostiarra

El californiano James Franco consiguió el máximo galardón que concede el Festival de Cine de San Sebastián para su película The disaster artist, un homenaje al cine hecho por amor y la prueba de que "los sueños se consiguen". "En estos tiempos de locura espero que sirva para poner un poco de luz e inspiración", dijo en el escenario del Kursaal al recoger el premio, que agradeció en castellano y en euskera. "Todos estamos locos y tenemos grandes sueños", añadió.

Franco, que también protagoniza la película, aseguró que nunca olvidará su paso por San Sebastián, entre otras cosas porque tuvo que pasar la noche previa en el hospital acompañando a su novia, que tuvo "un problema". Franco, que precisó el origen portugués de su apellido provocando las risas en la sala de prensa, compartió su sorpresa por que una comedia reciba el máximo galardón de un festival como el Zinemaldia. Para él la película tiene "un alma dramática", aunque tenga "muchas situaciones divertidas" y el protagonista sea "un personaje inusual que te hace reír".

Sofía Gala por 'Alanis' y Bogdan Dumitrache por 'Pororoca' fueron los mejores actores

Por una vez, los críticos, el público y el jurado del Festival de Cine, presidido por John Malkovich, coincidieron en las virtudes de un filme que, sin revolucionar el lenguaje narrativo, ni sorprender con formatos o colores, cumplió con la misión más infalible: ser muy divertido. Una película que no solo tiene fecha de estreno, el 26 de enero de 2018, sino también prevista su distribución mundial como probable candidata a los Oscar. Y es que, pese a ser en cierto modo una parodia de The Room y la locura de su director, Tommy Wiseau, The disaster artist es también una carta de amor al cine con su trama sobre el rocambolesco rodaje del "Ciudadano Kane de las malas películas".

Además de Franco, quien también marcó un hito en la andadura del festival fue la directora argentina Anahí Berneri, que con el drama Alanis se convirtió en la primera mujer que se lleva la Concha de Plata en esta categoría en los 65 años de trayectoria del certamen. El galardón, que ella dedicó a todas las cineastas y a las mujeres "fuertes" que han inspirado su película, distingue así una mirada valiente que transmite sin juzgar la lucha de una prostituta y madre por recuperar su dignidad. Su actriz protagonista, Sofía Gala, se llevó la Concha de Plata por su extraordinaria composición en la misma película, Alanis, de una joven que es toda sentido común.

Pero no era prostitución ni lumpen lo que Berneri quería mostrar, sino pobreza, agravios de género y un gobierno que esconde la cabeza como el avestruz para no ver lo evidente; para Berneri el cine es lucha, compromiso. Además, Alanis también se llevó el premio de Cooperación española.

Con mucha más expectación se esperaba el regreso del equipo de Loreak, la primera cinta en euskera que llegó a las puertas del Óscar; Jon Garaño, Aitor Arregi y Josemari Goenaga, directores y productores según lo pida la historia, convencieron con su gigante. Handia, que se llevó el Premio del Jurado y el Irizar al cine vasco, cuenta con la dulzura de Eneko Sagardoy para componer a un hombre solitario y diferente, un gigante que se oye crecer, una persona que se resiste al cambio mientras su hermano Martín, Joseba Usabiaga, simboliza todo lo contrario.

La fábula, que los vascos han llevado más allá, es finalmente una preciosa película que se recrea en los magníficos paisajes guipuzcoanos y que se atreve con las guerras carlistas, al tiempo que hace un guiño al público, con escenas como aquella en la que el gigante se desnuda para complacer a una adolescente y curiosa reina Isabel II. "Lo de hoy no se puede de describir. Somos los campeones del mundo recibiendo este premio porque para nosotros es todo", dijo Garaño, que recordó, al recoger su premio, que este es un festival con el que "han crecido", y destacó especialmente haber podido competir en Sección Oficial, en 2014, con Loreak.

Además, el rumano Bogdan Dumitrache se llevó la Concha de Plata al Mejor Actor por la extraordinaria transformación que experimenta el protagonista de Pororoca, del director Constantin Popescu, donde interpreta a un padre que colapsa emocionalmente tras la desaparición de su niña. Y escaso fue el premio Fipresci de la crítica internacional a La vida y nada más, de Antonio Méndez Esparza.

Durante la clausura, en la que la actriz Irene Escolar ejerció de maestra de ceremonias junto a la veterana periodista vasca Edurne Ormazabal, también fueron distinguidas otras dos realizadoras: la chilena Marcela Said, ganadora del Premio Horizontes por el drama sobre la dictadura de Pinochet Los perros, y la francesa Marine Francen, Premio Nuevos Directores por Le Semeur, enmarcada en un pueblo privado de hombres.

La veterana Glenn Close, que hace seis años recibía aquí el Premio Donostia, se encargó de poner el broche de oro a esta edición con La buena esposa. Y con ella se despidió un festival que homenajeó las trayectorias de los actores Ricardo Darín y Mónica Bellucci, pero también de una cineasta "marginal", como ella misma se definió: la abuela de la Nouvelle Vague Agnès Varda. Todos ellos dieron glamour a una alfombra roja por la que también pasaron Alicia Vikander, Penélope Cruz, Javier Bardem, Mélanie Thierry o un Arnold Schwarzenegger en su versión más ecologista. Además, lejos de atrincherarse, el Festival de San Sebastián abrió las puertas a la televisión con el estreno de la serie La peste de Alberto Rodríguez y de la comedia de Netflix Fe de etarras.

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