GLORIA BELL | CRÍTICA

Lelio viste a Moore como merece

Julianne Moore está espléndida en este 'remake' de la cinta de Lelio.

Julianne Moore está espléndida en este 'remake' de la cinta de Lelio.

El éxito de su primer largometraje -La sagrada familia- en el festival de San Sebastián de 2005 lanzó la carrera internacional del chileno Sebastián Lelio. Las posteriores Navidad (2009) y El año del tigre (2011) confirmaron su talento y Gloria (2013) fue su reválida internacional. Tras ella vino su primera incursión fuera de Chile (Desobediencia) y tras el regreso a su país la oscarizada Una mujer fantástica, ambas de 2017, que le abrió de par en par las puertas de Hollywood.

Por decaído, desregulado, caótico o irregular que sea el Hollywood del siglo XXI sigue siendo Hollywood y los latinos siguen siendo tan fieles a su llamada como cuando era grande. La diferencia es que antes los llamados eran actores y actrices y ahora son directores. Sin hacer de menos la interpretación, es una diferencia importante. Así que Lelio, Oscar en mano, se va a Hollywood a hacer eso que tanto se le critica al actual cine americano, tan falto de ideas: un remake de un éxito europeo o latino. Y escoge lo que tiene más a mano, su propia película Gloria.

¿Tiene sentido que el mismo director vuelva a rodar una película dirigida por él hace solo seis años? Creativamente no, aunque su resultado sea bueno. Sobre todo porque, salvo los intérpretes, es muy fiel a la anterior. Comercialmente sí tiene sentido porque, por mucho Oscar que ganen, las películas europeas y latinas tienen un recorrido corto en los grandes circuitos americanos que ahora se abren para esta nueva versión hablada en inglés e interpretada por la estrella Juliane Moore secundada por John Turturro.

Directores europeos o latinos que hagan en Hollywood remakes de sus propias películas rodadas en sus países de origen no recuerdo tantos. Hitchcock y El hombre que sabía demasiado o Haneke y Funny Games serían dos ejemplos distantes en tiempos y talentos de directores que rehicieron en Hollywood películas que antes habían rodado en Europa. El primero añadió elementos de los que la primera carecía y el resultado nunca le satisfizo (sí a mí y a muchos espectadores que tararearon Qué será, será). El segundo la copió plano a plano con raquítico resultado. Lelio se sitúa entre ambos. No incluye cambios sustanciales y se centra en la dirección de actores, logrando para Moore su mejor interpretación desde La ganadora y Las horas… ¡Y de eso hace 14 y 17 años! Es que el actual cine americano no da muchas oportunidades al talento dramático. Lelio sí se lo da y Moore se convierte en la única razón de ser artística (otra cosa son las razones comerciales) de esta buena película que no supera a la original ni queda por debajo de ella. Como tampoco la excelente interpretación de Juliane Moore supera a la de Paulina García, que interpretó a este personaje en la versión anterior, ni queda por debajo de ella. La historia de esta madura mujer solitaria que no se resigna a no vivir (aunque su sentido de lo que sea vivir es peculiar y un punto hortera) está igual de bien contada y combina con idéntico talento vitalidad y melancolía. Turturro da una buena réplica interpretando ese tipo tierno y patético que tan bien se le da.

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