Crítica 'Frente al mar'

Sufrimientos huecos de ricos guapos

frente al mar. Drama romántico, EEUU, 2015, 132 min. Director: Angelina Jolie. Guión: Angelina Jolie. Música: Gabriel Yared. Fotografía: Christian Berger. Intérpretes: Brad Pitt, Angelina Jolie, Mélanie Laurent, Niels Arestrup, Richard Bohringer, Melvil Poupaud.

Metida a realizadora Angelina Jolie ha rodado un churro que se quería comprometido con una causa humanitaria (En tierra de sangre y miel), una muy aceptable superproducción de deporte, guerra, naufragio y cautiverio (Invencible) y otro churro supuestamente introspectivo y de autor, esta Frente al mar. Visto el balance -tres tiros y un solo blanco- podría dedicarse a actuar y abandonar la dirección. Pero la señora es perseverante, además de ambiciosa y rica. Y está casada con Brad Pitt. Por lo que aquí la tienen embarcada en una historia muy años 60 y 70, no casualmente ambientada en la última de estas dos décadas, muy a lo Rossellini de Te querré siempre (horroroso título español de la excepcional Viaggio in Italia), muy a los gritos, las noches, las aventuras y los desiertos rojos de Antonioni, muy a los procesos de incomunicación de Bergman, de análisis de descomposición de las relaciones personales en una pareja que, como siempre sucede en estos casos, está formada por los ricos, guapos, famosos y muy intelectuales Vanessa y Roland, una bailarina y un escritor. A nadie le da por narrar la angustia existencial de una cajera de supermercado o de una operaria de una fábrica, ni su crisis matrimonial con un conductor de autobús o un albañil. Será porque esta gente, además de carecer de glamour, también carece de vida interior. ¡Quién sabe!

Siempre me han resultado un poco antipáticas estas historias de ricos intelectuales que se buscan a sí mismos sin encontrarse nunca, mientras sus matrimonios se desmoronan. Una variante existencialista de Los ricos también lloran. Pero si para colmo están mal rodadas, son pedantorras y huelen demasiado a pose de exquisitos sufrimientos que denotan una intensa vida interior, sencillamente me revientan. Es el caso de esta mala y pretenciosa película escrita y dirigida por la señora Jolie e interpretada por ella y su señor esposo, que dura más de dos horas que parecen cuatro.

Todo está envuelto en un lujo inútil. La fotografía es de Christian Berger, cómplice de Haneke. La música es de Gabriel Yared, que empezó muy bien hasta que perpetró El paciente inglés. No le falta un perejil a este guiso que, eso sí, carece de carne. Es decir, de sustancia.

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