El Cover | Crítica

Elogio de los segundones

Àlex Monner y Marina Salas en una imagen de 'El Cover', de Secun de la Rosa.

Àlex Monner y Marina Salas en una imagen de 'El Cover', de Secun de la Rosa.

El debut en la dirección de Secun de la Rosa, a mi juicio uno de los mejores secundarios cómicos del actual cine español, viene precisamente a reivindicar a esa segunda o tercera fila de gentes del mundo del espectáculo que no desfilan por los talent shows ni aparecen en las portadas de las revistas.

El Cover destila un entrañable amor por sus personajes y consigue un logrado tono dramático, entre el buen rollo y la melancolía pop, dentro de su esquema de comedia con canciones ambientada en un Benidorm al que Santiago Racaj saca un gran partido como escenario cálido y nocturno poblado por buscavidas, currantes e imitadores de celebrities que se baten el cobre ante el micrófono en los garitos y hoteles para turistas.

En su epicentro, la historia de Dani y su resistencia orgullosa al mundo que le rodea y le llama se nos antoja tan naif y cándida como repleta de empatía por unos tipos que no suelen ser nunca protagonistas, jóvenes que asumen su lugar en el mundo antes que querer comérselo, aspirantes a cantantes de versiones o musicales que encuentran la dignidad en el trabajo bien hecho y la supervivencia del día a día.

De la Rosa filma aquí su particular La la land en Benidorm con cierto gusto por las escenas largas (hay algunos planos secuencia realmente destacables), sentido festivo y celebratorio de la música y una estupenda dirección de actores en la que se deja sentir su experiencia, haciendo que los jóvenes Monner, Salas, Yuste u Otaola y los veteranos Susi Sánchez, Juan Diego y Carmen Machi brillen a una misma altura sin estridencias ni salidas de tono.

Podrá reprochársele al conjunto algún problemilla de ritmo y síntesis narrativa o algunos rellenos postizos de guion, pero El Cover se aparta conscientemente de la mediocridad de fórmula de la nueva comedia española para mirar con sinceridad y cierta emoción a un universo sin demasiados referentes con tanta originalidad como cariño.