Mulan | Estreno en Disney+

Orientalismo de mercado

  • La gran apuesta de Disney para esta temporada se estrena directamente en su plataforma digital. 

Liu Yifei es la nueva Mulan de carne y hueso en la cinta de Disney.

Liu Yifei es la nueva Mulan de carne y hueso en la cinta de Disney.

Está por ver si el estreno directamente en su propia plataforma de Mulan, la nueva apuesta de Disney en su conversión de clásicos de animación en cine de acción real tras El rey León, responde realmente a las circunstancias de la pandemia o a los cálculos de los ejecutivos de la casa a la hora de ver no sólo la rentabilidad a corto plazo sino la promoción que acompaña al estreno de cara al futuro de la nueva ventana de mercado.

Sea como fuere, este nuevo Mulan existe también como punta de lanza para seguir intentando conquistar ese gran mercado chino que aún se le resiste en su política de globalización a la casa de la que han salido algunos de los mayores taquillazos del cine mundial, más aún desde la compra de Pixar, Marvel o Fox.

Un reclamo que se disfraza de wuxia espectacular, plasticoso y colorido para renovar viejas temáticas heroicas y ponerlas al servicio, ocho manos mediante, de esos nuevos discursos políticamente correctos en los que el empoderamiento y la sororidad femeninos toman el relevo de la aventura épica masculina en busca de la ampliación de un target que no pueda quejarse ya de haberlo dejado en la estacada de la desigualdad y los estereotipos pasados de moda.

Diseñada a la manera de uno de esos filmes de aventuras, mitología local y épica guerrera que podría haber dirigido el Zhang Yimou más rutinario, esta Mulan de carne y hueso sigue teniendo paradójicamente demasiadas deudas con la parafernalia de efectos, ralentís y demás pirotecnia digital agitada en un relato clásico de marginación, honor, ocultamiento, revelación y reconciliación que pasa por todos y cada uno de los tramos y peajes de esos guiones de manual que no dan pespunte sin hilo.

El resto consiste en dar a la operación un barniz blanco, universal y autorizado marca de la casa, incluidos esos púdicos y risibles planos de desnudo insinuado tras las flores del almendro, marcar bien el territorio dramático-cromático de buenos y malos sin referencia alguna a la Historia y repartir las tres o cuatro grandes secuencias de acción y batallas con variedad coreográfica y resolución expeditiva.

Como no podía ser menos, la veterana Gong Li le da el relevo a la joven Liu Yifei como nueva posible candidata al trono del protagonismo femenino en los muchos productos de esta naturaleza híbrida que aún nos quedan por ver hasta que Hollywood ponga definitivamente en China esa pica que, con o sin coronavirus, aún se le resiste. Si es que China no lo hace antes en Hollywood.