First love | Crítica

Extraños en la noche yakuza

Un fotograma de 'First love', el nuevo thriller yakuza del prolífico Takashi Miike.

Un fotograma de 'First love', el nuevo thriller yakuza del prolífico Takashi Miike.

Los años y la edad parecen haber atemperado levemente a Takashi Miike no tanto en su productividad, que aún sigue arrojando cifras de récord en el cine mundial, como en el paulatino asentamiento de unas formas que, aun dentro del paradigma posmoderno en su gusto por el exceso y la hibridación de tonos y géneros, dejan ver a un estilista mucho más depurado y económico, clásico si me apuran, de lo que aquellos primeros thrillers de los 90 (en especial la saga Dead or alive o Ichi the killer) enseñaron a Occidente como sello de identidad de su voracidad iconoclasta.

First love es una buena muestra de su madurez sin renuncias al gamberreo, un relato pulp integrado en plena guerra urbana entre clanes yazuka protagonizado por dos jóvenes desarraigados, un boxeador frustrado y una chica adicta que paga las deudas de su padre prostituyéndose, que un estupendo guion coloca en su epicentro mientras la violencia, las balas, las traiciones, la corrupción policial y la droga circulan, vuelan y estallan a su alrededor en una larga noche de ida y vuelta.

Miike domina la alternancia de tiempos y el cruce de espacios, tramas y personajes, y hace vibrar cada plano y cada secuencia con precisión sin renunciar al humor negro, a los golpes de efecto (cómico) y a la más estilizada de las coreografías de la acción (de las katanas a las pistolas pasando por el anime) que tiene su culminación en la larga secuencia en un supermercado en la que confluyen en festiva pirotecnia todos los recorridos de este gozoso concurso yakuza.