Crítica 'El inventor de juegos'

La imaginación analógica

EL INVENTOR DE JUEGOS. Aventuras juveniles, Arg-Can-Ita, 2014, 115 min. Dirección: Juan Pablo Buscarini. Guion: J.P.B. y Pablo de Santis. Fotografía: Roman Osin. Música: Keith Power.  Intérpretes: David Mazouz, Tom Cavanagh, Valentina Lodovini, Joseph Fiennes, Edward Asner, Alejandro Awada, Megan Charpentier, Robert Verlaque.

Gran apuesta del cine infantil argentino realizada en régimen de co-producción, El inventor de juegos se disfraza astutamente de producto anglosajón (idioma, intérpretes, ambientación) de cara a la conquista del mercado internacional y su imaginario post-Harry Potter con una calculada mezcla de aventura juvenil, reivindicación de la creatividad y la imaginación y unas académicas formas que puedan competir sin demasiados complejos con otras superproducciones al uso. 

Basada en la novela juvenil de Pablo de Santis, también guionista, la cinta de Juan Pablo Buscarini (El arca, El ratón Pérez) propone una incursión en el mundo de los juegos a través de los ojos de un niño, Ivan Drago, cuyo inquieto y cándido espíritu inventor será el motor para una aventura de iniciación, peligros leves y reconciliación familiar que se pasea entre acordes sinfónicos cansinos por un universo de fantasía analógica que responde más al trabajo de diseñadores y arquitectos que de programadores informáticos, lo que otorga a la cinta un cierto y anacrónico encanto artesanal. Otra cosa es ya la materia narrativa, plana, deslavazada, alargada y blandengue, cuando no aparatosa y poco fluida. 

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