Crítica 'Amama'

La ley del caserío

amama. Drama rural, España, 2015, 98 min. Dirección y guión: Asier Antuna. Intérpretes: Iraia Elias, Kandido Uranga, Klara Badiola, Ander Lipus, Manu Uranga, Amparo Badiola, Nagore Aramburu.

Hay dos películas peleándose una con otra en el interior de Amama, debut en el largometraje de ficción de Asier Antuna (Bertsolari) y recientemente en el concurso oficial del Festival de San Sebastián.

La primera remite a la vieja dialéctica entre tradición y modernidad, entre lo rural y lo urbano, a propósito del recio caserío vasco como símbolo de la herencia y la transmisión de los valores ancestrales pegados a la tierra y a una cierta mitología vasca.

La segunda apunta a unas formas modernas, con cierta voluntad de estilo, poca palabrería y leves inclusiones experimentales, a la hora de mostrar el doble punto de vista sobre una historia de fricciones generacionales y desencuentro familiar: el de la hija del patriarca, una joven artista plástica que sublima la tradición desde la creación de vanguardia; y el de una particular mitología del ámbito rural, anclada en el punto de vista de un padre terco vigilado por la atenta mirada silenciosa de la abuela.

Así, entre estos dos registros, Amama evita los peajes del drama rural clásico pero no consigue conciliar un discurso convincente ni tampoco demasiado novedoso sobre un viejo asunto, lastrada por un maniqueísmo de caracteres, actitudes y situaciones poco creíbles, y unos vuelos oníricos que pretenden huir sin demasiado éxito (o al menos sin la suficiente constancia) del acechante y explícito academicismo.

Menos convincente aún se nos presenta un desenlace que, como buena parte del metraje, deja entrever demasiado la escritura circular y roza el ridículo de la cursilería telúrica en una secuencia de funeral con perfomance audiovisual incluida.

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