Crítica de cine 'Ant-Man y la Avispa'

El verano ya llegó, ya llegó...

Una imagen de la nueva entrega cinematográfica del Hombre Hormiga.

Una imagen de la nueva entrega cinematográfica del Hombre Hormiga. / D. S.

Creado por el tándem ya mítico formado por Stan Lee y Jack Kirby, Ant-Man nació en los tebeos de Marvel hace la friolera de 55 años. Apareció en la serie televisiva de animación The Marvel Super Heroes cuatro años más tarde, en 1966. También han pasado muchas lunas desde entonces. Al cine no llegó hasta que las técnicas digitales iniciaron la edad de oro de los superhéroes, debutando con éxito en 2015. De la mano del mismo director, Peyton Reed, llega ahora la inevitable secuela, en la que Ant-Man comparte cartel con la Avispa, otra criatura de Marvel creada también por Lee y Kirby que debutó en los tebeos en 1963.

Reed es un realizador televisivo que ha aportado al cine las infumables A por todas, Abajo el amor, Separados y Di que sí, siendo la anterior entrega del hombre hormiga su trabajo más logrado. El resultado vuelve a ser ligero, divertido y autoparódico, lo que agradecemos quienes estamos hartos de películas oscuras de superhéroes atormentados, variante que en estos últimos tiempos parece declinar. El juguete del crecimiento o la mengua a voluntad (superando los involuntarios de Gulliver y Alicia o los accidentales del increíble hombre menguante y de los niños de Rick Moranis) ahora extensible a edificios enteros, la extravagancia de los protagonistas explotada en gags logrados, la amplia galería de malos y los habituales guiños a la ciencia-ficción de los 50 y las series televisivas de culto más –por supuesto– los excelentes efectos especiales garantizan el entretenimiento ligero veraniego. Época de hormigas y avispas.

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