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Franquin desatado

  • Gastón Elgafe es uno de los personajes más emblemáticos del tebeo francobelga y el vehículo ideal para la expresión humorística de su autor

Una viñeta de 'Gastón Elgafe'.

Una viñeta de 'Gastón Elgafe'.

Pasan los años, pero hay cosas que, por fortuna, no cambian. Una de ellas es el cuidado que le pone siempre Norma a sus productos. En esta época de saturación de cómics en el escaparate de novedades, se echa uno de todo a la cara: formatos ridículamente pequeños (o ridículamente grandes), hechuras de risa, reproducciones dudosas, traducciones y rotulaciones infames. Y aquí está esta editorial decana que ya no tiene nada que demostrar y que sigue ofreciendo una selección impecable, servida con el mimo de otro tiempo. Véanse, si no, los integrales de Gastón Elgafe, editados en un formato idóneo para el disfrute de los sentidos, de encuadernación rotunda, excelente papel, páginas nítidas y un excelente trabajo en la escritura (de hecho, nada más compararlos con el nuevo integral que tengo sobre la mesa, el tercero de los cinco previstos, acabo de regalar mis viejos álbumes de la serie, incapaz de volver a mirarlos).

He aquí otra cosa que no cambia, o, si acaso, que mejora con el tiempo: las páginas de André Franquin. Observando atentamente, deleitándome en las viñetas, me doy cuenta de que se aplican hoy demasiado alegremente los calificativos de genio o maestro, y es que Franquin es ambas cosas, y deja a la mayoría a la altura de meros aprendices. Creado en 1957 para la revista Spirou, Gastón Elgafe es uno de los personajes más emblemáticos del tebeo francobelga y el vehículo ideal para la expresión humorística del mítico dibujante de Ideas negras y Spirou. En palabras de Alfons Moliné, en la corta, pero muy sustanciosa, introducción que completa la presente edición, Gastón llegó a ser "un otro yo del propio Franquin, que refleja en su creación sus ilusiones, sus inquietudes y hasta sus frustraciones".

El nuevo integral contiene los volúmenes 9 a 12 de la serie, Un gaffeur sachant gaffer, Lagaffe nous gâte, Le repos du gaffeur, Le cas Laggaffe, correspondientes a lo que Moliné denomina "la edad del oro del gafe", esto es, los años 1968 a 1972. Dice Moliné: "este tercer tomo abarca el periodo de mayor esplendor de nuestro personaje, tanto a nivel gráfico como narrativo. Franquin, ya liberado totalmente de la responsabilidad de realizar Spirou y Fantasio, y sin ninguna colaboración de asistentes (dejando aparte algunas ideas de gags aportadas esporádicamente por sus compañeros de profesión), dispone ahora de todo el tiempo y la libertad creadora necesarias para dar lo mejor de sí mismo en las hazañas de Gastón, mostrándose como un autor cada vez más exigente consigo mismo, y al mismo tiempo espera que el propio lector, por su parte, se vuelva más exigente como lector y haga un esfuerzo por saber apreciar el alto nivel estético del producto que el autor le ofrece".

Espero que los integrales de Gastón Elgafe no vayan a parar solo a manos de nostálgicos, pues son una verdadera obra maestra que merecen ser disfrutados por cualquier lector al que realmente le interese el arte de la historieta. Créanme que me faltan adjetivos para recomendarlo. Por lo pronto les dejo estos dos: magistral, genial.

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