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El final del período de entreguerras

  • 'Rapsodia húngara' (1982), de Vittorio Giardino, es el primer cómic de Max Fridman, un exespía retirado, que llega a la ciudad de Budapest, donde es obligado a realizar una misión

Max Fridman, el personaje protagonista de 'Rapsodia húngara'.

Max Fridman, el personaje protagonista de 'Rapsodia húngara'.

Max Fridman es un comerciante judío, de origen francés, que había trabajado para el Deuxième Bureau, servicio de espionaje galo, pero que en 1938, cuando comienza esta historieta, solamente se dedica al cuidado de su hija, y de su próspero negocio en la ciudad suiza de Ginebra. Dichas circunstancias son aprovechadas para chantajear al espía retirado con su expulsión de Suiza si no llevase a cabo un último trabajo de investigación: el grupo Rapsodia, una célula de espionaje del servicio secreto francés en Budapest, ha sido eliminado casi en su totalidad, y será tarea de Fridman averiguar quiénes han ejecutado el atentado. Europa está al borde la Segunda Guerra mundial; los nazis y los soviéticos son señalados como los principales sospechosos de la autoría de una masacre que podría llegar a ser el preámbulo de otras de proporciones más elevadas.

La publicación de la primera historia de Max Fridman supuso todo un acontecimiento que llevó a su autor, el italiano Vittorio Giardino, a ocupar un lugar entre los mejores historietistas de todos los tiempos. Con un guion y unas ilustraciones que desbordaban con creces la calidad de casi todos los cómics que en aquel momento se realizaban en toda Europa, Rapsodia húngara obtiene un éxito casi sin precedentes tras su recopilación en álbum en 1982 a la vez que fue colmada con algunos de los premios más importantes de la industria, entre los que se pueden contar el Yellow Kid del Salón Internacional del Cómic de Lucca y el St. Michel de Bruselas a la mejor obra del año.

Rapsodia húngara es una obra colmada de referencias de autores del género negro literario y cinematográfico. Además de estar reconocidas por el propio autor, se adivinan entre las páginas de la historia pasajes de John Le Carré y Graham Greene y escenas cinematográficas de directores como Orson Welles o Alfred Hitchcock. El gusto por la Historia de Giardino sitúa a sus personajes en un entorno plagado de referencias históricas, que abarcan desde el desarrollo del guion hasta la caracterización, ademanes y vestimentas de una pléyade de secundarios de lujo que deambulan por unas calles de Budapest dibujadas con un preciosismo sorprendente.

Vittorio Giardino presenta una historia de espías de dimensión internacional que durante noventa páginas nos traslada por París, Zurich y Budapest y nos pasea también por Grecia, Rumanía, Austria y Alemania, no da un respiro ni al lector ni al protagonista y cumple a la perfección con la tarea de hacer creíble un relato de estas características.

Vittorio Giardino (Bolonia, 1946), tras licenciarse como ingeniero electrónico y trabajar nueve años en esta profesión, la abandona para consagrarse al cómic. En 1978, aparecen sus primeras historietas, recogidas bajo el título genérico de Storie da dimenticare, en el semanario La città futura. En 1979 pasa a la revista Il mago, donde crea al investigador privado Sam Pezzo, que más tarde se traslada a las páginas de Orient Express. Para dicha publicación, Vittorio Giardino crea en 1982 otro detective, Max Fridman, que supone para el autor la consagración internacional.

En el álbum La puerta de Oriente (1985), el segundo de esta serie, Max Fridman se vuelve a embarcar a la fuerza en una misión, esta vez rumbo a Estambul. La historia vuelve a beber de las fuentes del mejor John Le Carré y nos cuenta la cacería de un ingeniero fugitivo de la Unión Soviética, cuyos conocimientos de aeronáutica y de aviación se disputan varios países.

En la trilogía ¡No pasarán! (2000-2008), Max Fridman, que fue combatiente de las Brigadas Internacionales, se ve obligado a regresar a Barcelona en plena guerra civil española, en busca de un antiguo compañero de armas desaparecido. Su periplo le lleva hasta la batalla del Ebro, y le obliga a poner en riesgo su propia vida para conocer toda la verdad sobre cuál es el destino de su amigo.

En 1983, Vittorio Giardino cambia de registro con la historieta Little Ego, una revisión del clásico Little Nemo, de Winsor McCay. Giardino ha recibido numerosos premios por su carrera, incluyendo el Yellow Kid del Salón de Lucca en 1982, el Alfred del Salón de Angulema y el Premio Harvey en la San Diego Comic Con.

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