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El legado y los fans

  • Al devolver el anillo esmeralda a Hal Jordan, Johns se alinea con los que defienden el legado de DC y pregona un regreso a una época más optimista

Ilustración del cómic.

Ilustración del cómic.

Estamos en 2005, un par de añitos después de la llegada de Dan DiDio a la cúpula editorial de DC. En la competencia, y tras haber superado la bancarrota, Marvel lleva un lustro dando sopas con honda, esto es, con Joe Quesada y Bill Jemas concediendo libertad a los autores y propiciando una segunda edad de oro de la compañía, y DiDio quiere que DC dé un paso adelante y vuelva a ser relevante en un contexto marcado por las réplicas del terremoto ideológico que significó el 11-S.

Dos grandes tebeos de 2004, DC: La nueva frontera, de Darwyn Cooke, y Crisis de identidad, de Brad Meltzer y Rag Morales, reflejan a su manera los interrogantes de una sociedad lacerada por el atentado de las torres, pero también por los posteriores recortes de libertades, y, colocados uno junto al otro, reflejan también una especie de esquizofrenia editorial. De un lado, la pulcritud y luminosidad, la excelencia estética del trabajo de Cooke, como epítome de un saber hacer histórico de DC (al que han contribuido, a lo largo de las décadas, autores como Joe Kubert, Alex Toth, Carmine Infantino, Jimmy Thompson, Ramona Fradon, Curt Swan o el mismísimo Frank Frazetta); por otro, la deconstrucción sentimental, la ruptura con el pasado, el ruido mediático generado por el argumento de Meltzer, que incluye asesinatos, violaciones y otras pesadillas físicas y emocionales (y que retrotrae al lector a títulos tan polémicos en su día, y tan idiosincráticos de la editorial, como La Sombra, de Howard Chaykin, o el propio El regreso del Caballero Oscuro, de Frank Miller).

Observando estos dos polos, Green Lantern: Renacimiento, la miniserie de Geoff Johns y Ethan Van Sciver, se posiciona en un lugar intermedio. Al devolver el anillo esmeralda a Hal Jordan, Johns se alinea con los que defienden el legado de DC y hasta pregona abiertamente un regreso a una época más optimista, pero no logra escapar del todo del pesimismo imperante, visible en el tono crudo y la exaltación de la violencia (dos características que se harán todavía más patentes en la fallida Crisis infinita, una miniserie diseñada para celebrar e iluminar el universo DC y que, a la postre, terminó de sumirlo en un cieno oscuro). Antes de Renacimiento, Johns ya había demostrado una suerte de clasicismo estilístico y una atención obsesiva a la continuidad argumental en trabajos tan renombrados como JSA o Flash, pero es ahora cuando logra la conexión definitiva con los aficionados, que acudirán en manada a leer las aventuras del policía estelar, narradas, como están, por un auténtico fanboy.

El presente tomo de ECC recupera la miniserie con que da inicio uno de los grandes taquillazos de la historia de DC, las aventuras modernas de Green Lantern y toda su tropa. Es también el mejor trabajo de la larguísima bibliografía de Johns, arquitecto principal de la DC de Dan DiDio. Va con el prólogo publicado por la revista Wizard, de nuevo con dibujos de Sciver, y la guinda del Secret Files and Origins, una pequeña maravilla embellecida por el arte de Cooke.

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