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Rojo y negro, los colores distintivos de un pañuelo que se luce con orgullo

  • Este año la organización regala los pañuelos identificativos de las fiestas a los socios de la Hermandad de San Sebastián · Tras la Solemne Misa se ofrecerá un aperitivo en la plaza de la Constitución

Para que cualquier tipo de celebración o evento salga a pedir de boca hace falta un equipo que coordine de forma eficiente los más variados aspectos, tanto desde el punto de vista de la logística, como de la preparación de los elementos decorativos, la convocatoria de los participantes o el catering, entre otros. En el caso de las festividades en honor al patrón de Fiñana, la Hermandad de San Sebastián es uno de los pilares fundamentales, junto con el Ayuntamiento, para poner en funcionamiento una de las fiestas más esperadas en el municipio.

Los miembros que están a la cabeza de la Hermandad trabajan durante todo el año para que, llegado el día 20 de enero nada falle. Integrado por unas 15 personas, este grupo se reúne cada tres meses, y debate aspectos como las flores que compondrán el ornamento del trono procesional, el número de bocadillos que se ofrecerá, la puesta en venta de la lotería de la Hermandad y la elaboración de los pañuelos típicos, de color rojo y con la figura del patrón como distintivo.

Cada detalle es importante, porque hoy acude al pueblo "todo buen fiñanero" para festejar la fiesta más importante del año en el municipio, explica la Hermana Mayor, María José Olivares. Y ello supone un buen número de asisntentes, ya que la Hermandad está integrada por "casi todo el pueblo", es decir, en torno a 2.000 personas. El único requisito: "abonar la voluntad".

En esta ocasión, se han elegido "orquídeas, tulipanes, rosas y la tradicional caña de bambú" para adornar el trono de San Sebastián. Además, se "dará como regalo por el pago de la cuota el pañuelo de la Hermandad", que habitualmente se vende en establecimientos del municipio, tales como bares o pubs. Se han preparado 1.000 bocadillos y otras tantas bebidas para el aperitivo que se ofrece cada año después de la Solemne Misa celebrada en Honor a San Sebastián.

Como es habitual, la Hermandad organiza este evento en la Plaza de la Constitución. La comida empieza a servirse pasadas las 13.00 horas, y la reunión se alarga hasta que se terminen las existencias. Durante ese rato los vecinos tienen la oportunidad de confraternizar, y son frecuentes los reencuentros con viejos amigos que regresan al municipio desde sus actuales ciudades de residencia.

La añoranza por los viejos tiempos fluye a lo largo de todo el día y la alegría no dejará tregua hasta altas horas de la madrugada.

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