Cultura

El Cervantes más sonriente que cumple con Hacienda

  • Mendoza expresó su preocupación por la corrupción en su encuentro con la prensa tras recibir el galardón

Los Reyes conversan con Eduardo Mendoza y su primera mujer Anna Soler seguidos por Cifuentes y Sáenz de Santamaría.

Los Reyes conversan con Eduardo Mendoza y su primera mujer Anna Soler seguidos por Cifuentes y Sáenz de Santamaría. / fernando villar / efe

"Montoro me deja tranquilo porque cumplo como el mejor", aseguró ayer un muy sonriente Eduardo Mendoza tras la ceremonia en la que, con algunas ausencias políticas, recibió el Premio Cervantes 2016 de manos del Rey y en la que procuró "que no se durmieran todos". Así lo explicó en la recepción posterior a la ceremonia de una forma distendida, que recordó que en el pasado Hacienda le "pilló" en dos "despistes" sin que haya querido "nunca defraudar" a las arcas públicas: "Hay que pagar impuestos", recalcó.

En esta recepción que acoge tradicionalmente el patio de la Universidad de Alcalá llamó la atención la ausencia de escritores y el escaso protagonismo de los representantes políticos, después de una ceremonia en la que excusaron su asistencia el presidente del Gobierno y líder del PP, Mariano Rajoy, y a la que tampoco acudieron dirigentes nacionales o regionales del PSOE. Además de los Reyes -doña Letizia, con un abrigo vestido blanco con bordados en negro-, habían asistido a la ceremonia de entrega del Cervantes la vicepresidenta de Gobierno, Soraya Saénz de Santa María; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes; y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, único líder nacional presente. También la presidenta de la Comisión de Cultura en el Congreso, Marta Rivera de la Cruz, el director de la Real Academia de la Lengua, Dario Villanueva, y el director del Instituto Cervantes, Juan Manuel Bonet. Acudieron pocos escritores, entre ellos Pere Gimferrer, Soledad Puértolas y Carme Riera; además, el presidente de Planeta, José Crehueras, la editora de Seix Barral, Elena Ramírez, y el cineasta Jaime Chavarri.

El galardonado, que había llegado a España apenas día y medio antes, y sin haber ofrecido una rueda de prensa previa al acto celebrado ayer en Alcalá de Henares, como es habitual, se prodigó con los periodistas, a los que atendió en varias ocasiones durante la jornada. La más prolongada tuvo lugar en el patio del Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares tras la ceremonia, cuando el escritor habló de la corrupción, de la enseñanza de la literatura en la escuela o de su encuentro con Mariano Rajoy.

Con Rajoy, que como no podía acudir a Alcalá de Henares recibió el miércoles la visita de Mendoza en la Moncloa, habló de libros, mientras que ayer departió bastante con la reina Letizia, con la que mantiene una relación cordial y fluida: "Hablamos de muchos temas que no voy a enumerar". También conversaron mucho la reina y los hijos del galardonado, Ferrán y Alejandro Mendoza, tras posar con los monarcas en la foto de familia.

En la recepción en el patio de la Universidad, Albert Rivera se acercó al premiado para pedirle en catalán que le dedicara la invitación con un autógrafo, acompañado por su compañera en Ciudadanos y también escritora, Marta Rivera de la Cruz.

Más serio se mostró Eduardo Mendoza al ser preguntado por la corrupción, un "problema muy serio" y que provoca "un estado de ánimo muy pernicioso de desconfianza general en la política y en los políticos, que puede ser aprovechada por personas simples y astutas que se llevan el gato al agua".

Sobre si Rajoy debería estar preocupado por la situación, contestó: "Un presidente del gobierno mal iría si no estuviera preocupado y pensara que todo va estupendamente".

Mendoza, que se mostró contento porque la ceremonia ya había pasado -"lo bueno de estas cosas es que se pasan"-, continuará hoy con sus obligaciones de flamante Premio Cervantes, entre ellas depositar su legado en la Caja de las letras del Instituto Cervantes.

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