En la colonia penitenciaria

El orden del espanto

  • Acantilado publica uno de los grandes clásicos del terror moderno, un terror no exento de humorismo, obra de Franz Kafka, 'En la colonia penitenciaria

Imagen estampillada de Franz Kafka

Imagen estampillada de Franz Kafka

Borges, agudo lector de Kafka, guarda sin embargo un concepto romántico del terror. Un terror hijo de Lugones y de Marcel Schowb y heredero de lo sublime dieciochesco, que nace del número, de lo innumerable, de lo impreciso. ¿Qué tipo de espanto nos aguarda en este En la colonia penitenciaria, escrito apenas comenzada la Grand Guerre? Un espanto, de muy diversa naturaleza, que emana de una ordenada ulceración de la vida pública y que tributa al dios de la precisión, como antes habíamos tributado al dios de lo imperecedero y lo inefable.

Todo en Kafka responde a un orden, digamos, positivista, pero virado levemente. De ese inapreciable escorzo, en el que lo dicho y su relato ya no coinciden, Kafka ha extraído su humor, así como un terror enérgico y salubre. Un terror que ya no necesita de la noche, de la elusión, de las brumas inhóspitas (un terror que no necesita presentar la Naturaleza como fuerza misteriosa, superior y adversa), sino que se desprende de los actos pautados de una sociedad distópica.

Así, Kafka recoge los lugares comunes del mundo contemporáneo: el aventurero, las colonias, la prisión insular e inexpugnable...; recoge también el modo en que dichos clichés se relatan, y luego introduce una razón enferma por donde lo normal se desliza, inapreciablemente, hacia lo monstruoso y lo anodino.

Sin embargo, lo monstruoso en Kafka no es una excepcionalidad deforme, sino la norma devenida abominable. Dicha norma parece emanar de otra instancia, de otro lugar, de una razón superior o una exigencia técnica donde el hombre, donde el ciudadano se convierte en víctima. Y es esta razón instrumental (que tantos millones de muertos alumbró en el XX), la que se rigoriza aquí, En la colonia penitenciaria, en forma de máquina de ajusticiar, atroz y moralista. Subrayemos, en fin, que lo kafkiano es, precisamente, ese humor nacido de la lógica, tanto el horror que se deriva de un orden: un orden inflexible, cruento, arbitrario y arcano.

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