Filosofía

María Zambrano: la escritura cantada

  • Además de la última entrega de las 'Obras completas', diversas novedades bibliográficas certifican la actualidad y vigencia de la obra de la pensadora malagueña

La pensadora María Zambrano (Vélez-Málaga, 1904-Madrid, 1991).

La pensadora María Zambrano (Vélez-Málaga, 1904-Madrid, 1991). / D. S.

El pasado 6 de febrero se cumplieron 28 años de la muerte de María Zambrano, que vino al mundo el 22 de abril de 1904 en Vélez-Málaga, y abundaron por doquier las referencias a la autora de El hombre y lo divino como una de las fuentes que mejor supieron advertir desde el pensamiento filosófico el devenir actual de Occidente, con especial acierto a la hora de definir las consecuencias tanto de un excesivo racionalismo en la política europea, traducido en el cierre a cal y canto de las fronteras, el éxito de los nacionalismos y la consideración del adversario ideológico como extranjero (en La agonía de Europa); como de una doctrina liberal deshumanizada que terminara haciendo de la libertad reivindicada maquinaria para la opresión de los más débiles (Horizonte del liberalismo).

María Zambrano es, quién lo hubiera dicho hace 30 años, una autora convertida en referente cada vez más habitual a la hora de establecer diagnósticos. Y se podría vincular esta visibilidad con la profunda revisión del canon que el feminismo ha hecho posible en la última década, un cambio de paradigma del que podrían haberse beneficiado otras pensadoras habitantes del mismo candelero filosófico post-postmodernista como Hannah Arendt. Sin embargo, y en honor a la verdad, habría que vincular con más énfasis la atención prestada a María Zambrano por las facilidades que ofrece su obra a la hora de establecer conexiones con el discurso político, social y cultural del presente.

Paradójicamente, aunque su naturaleza poética pudiese favorecer la interpretación de algunos de sus libros fundamentales (Claros del bosque sería un ejemplo decisivo) como herméticos y difíciles, el desapego que mostró la veleña hacia cualquier principio metodológico racional en favor de la intuición poética, abierta y flexible, suscita una mayor aceptación en estos tiempos en que las fake news han terminado de fulminar cualquier valor relativo a la certeza y el apriorismo. En consecuencia, María Zambrano disfruta de un momento editorial excelente, seguramente el mejor que ha podido contarse hasta ahora, con propuestas a la altura y una amplia variedad de referencias en las librerías. De modo que no basta con hablar sólo de un interés académico general y creciente tanto en Europa como en América Latina y Estados Unidos hacia su obra; también el lector de a pie empieza a contar a María Zambrano entre sus citas preferentes cuando de explicar el hoy se trata.

Así, las novedades editoriales que pueden encontrarse en estos primeros compases de 2019 son abundantes y, más aún, harto significativas. Especial mención merece la última entrega de las Obras completas que desde 2009 viene publicando la editorial Galaxia Gutenberg gracias al empeño de la Fundación María Zambrano y bajo la dirección de Jesús Moreno Sanz: el segundo tomo de la cuarta entrega de la serie, presentado recientemente, reúne los tres últimos libros que publicó la autora (Notas de un método, Algunos lugares de la pintura y Los bienaventurados, entre 1977 y 1990) y completa, por el momento, el catálogo de las Obras completas en su mayor extensión.

María Zambrano, vista por Daniel Rosell. María Zambrano, vista por Daniel Rosell.

María Zambrano, vista por Daniel Rosell. / D. S.

Respecto a estos títulos (cabe subrayar la ironía con la que Zambrano, contraria a la metodología racionalista, bautizó uno de sus últimos libros como Notas de un método), destaca Moreno Sanz "su escritura performativa". "En estos libros –prosigue Sanz– encontramos una de las pocas escrituras que cantan, lo mismo para interpelar a Nietzsche sobre la beatitud que para poetizar a Spinoza". Y, ciertamente, es sobre todo en un libro tan hermoso como el breve Los bienaventurados (un conmovedor tratado sobre la esperanza brindado bajo la plena conciencia de la que vida llega a su final) donde con más perfección se mimetizan exigencia filosófica y expresión poética (en comunión con lo que uno de los más destacados discípulos de Zambrano, José Ángel Valente, escribió también al final de sus días: Cima del canto / el ruiseñor y tú / ya sois lo mismo). De cualquier forma, la ya efectiva reunión de todos los libros de María Zambrano en estas Obras completas viene a hacer justicia, como explica Moreno Sanz, con un corpus filosófico que el exilio había dispersado y condenado a ediciones parciales, pobres y sesgadas, muy por debajo de lo que la escritura de Zambrano merecía.

Pero la vigencia bibliográfica de la pensadora traspasa la oportunidad de estas Obras completas. Una de las novedades más destacadas en este sentido es el nuevo libro del poeta leonés Antonio Colinas (autor también de ensayos genuinamente zambranianos como El sentido primero de la palabra poética). En Sobre María Zambrano. Misterios encendidos, que publicará Siruela, el autor de Sepulcro en Tarquinia ofrece, como ya hiciera Clara Janés en Desde la sombra llameante, una aproximación personal y a la vez reveladora a la filósofa veleña y su obra.

Tal y como explican desde la misma editorial, "además de esa María Zambrano ya conocida por los especialistas, en este libro se alude a aspectos nuevos de su vida y obra, especialmente a aquellos que revelan la inflexión de su pensamiento a partir de los años de la guerra y de su exilio, en el que ocupa un lugar muy especial la presencia de lo sagrado, de una sincera espiritualidad heterodoxa y de un sentido de la trascendencia revelado por medio de lecturas, pero sobre todo gracias a una voz interior que sintió ya en su adolescencia y en la que tanto influyó la poesía y la amistad con los poetas".

La pensadora, en una imagen emblemática de sus años de juventud en Madrid. La pensadora, en una imagen emblemática de sus años de juventud en Madrid.

La pensadora, en una imagen emblemática de sus años de juventud en Madrid. / D. S.

Así, Antonio Colinas trenza su particular testimonio "a partir de declaraciones de la propia Zambrano, especialmente de su epistolario, de algunas entrevistas y de los diálogos con el autor. Más allá de las convulsiones de la Historia y de su compromiso social, la contemplación interior, determinadas amistades y su travesía de exiliada la conducen hacia una inusual, valiente experiencia ética y estética". Si el diálogo con María Zambrano había sido ya bien fecundo en la poesía de Colinas, el nombre y la identidad de la interlocutora se hacen ahora explícitos en un retrato que promete ofrecer luces oportunas a la lectura de la obra de Zambrano.

Publicado a finales de 2018, sigue disponible en las librerías otro volumen de gran interés: la colección poética que, bajo el sencillo título Poemas, reúne el sello sevillano Isla de Siltolá en una edición a cargo de Javier Sánchez Menéndez. Si bien el libro reúne los mismos textos que con igual epígrafe quedaron recogidos en el sexto volumen de las Obras completas de Galaxia Gutenberg (2014), su recuperación de forma separada permite no sólo dar fe de la calidad de Zambrano como poeta; también, más aún, comprobar en qué medida el desarrollo de su instinto poético afectó de manera trascendental su manera de ver el mundo.

Por último, no está de más revisar el modo en que María Zambrano se convierte en personaje reivindicado junto a otras mujeres insignes, sobre todo con vistas a jóvenes lectores. Es el caso del delicioso volumen Mujeres de la cultura, de Rosa Huertas, ilustrado por Eugenia Ábalos y recientemente publicado en Anaya, en el que la filósofa comparece como referente ineludible en la materia.

Afirma Moreno Sanz: "Con la innegables dificultades filosóficas que ocasiona el pensamiento y la escritura de María Zambrano , en su arriesgada meditación que conexiona poesía, tragedia, mística y filosofía, hoy más que nunca se muestra la vigencia de su crítica cultural de Occidente, que, hoy, se expande a la situación globalizada del mundo entero. La tan trágica actualidad parece reflejar las peores precisiones de Zambrano sobre los frutos de la historia sacrificial, de la debilidad de la democracia, de, ya más que crisis, una completa orfandad en el mundo contemporáneo, con su vuelta a una especie de mundo prehistórico, indeterminado, hermético, en el umbral mismo de la nada. Frente a ello, es ahora cuando se hace más indispensable volver a repensar la conexión que Zambrano hace entre persona y democracia, y, sí, su convencimiento de que en esta noche oscura de lo humano sólo será posible una nueva aurora de la razón y de la vida humana en una nueva vía del amor".

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