El corazón de la fiesta | Crítica

Parodia de un tiempo y de una sociedad

  • Gonzalo Torné retrata en 'El corazón de la fiesta' el clima moral, entre la corrupción y el esperpento chovinista, de la Cataluña del 'pujolismo'

El escritor catalán Gonzalo Torné (Barcelona, 1976).

El escritor catalán Gonzalo Torné (Barcelona, 1976).

El corazón de la fiesta es la cuarta novela de Gonzalo Torné. Tres años han pasado desde que publicara, también en Anagrama, Años felices, libro que guarda relación con esta última novedad del escritor catalán: la ambición, la extravagancia de los personajes, el retrato mordaz de una sociedad corrupta. En El corazón de la fiesta, Torné combina una historia construida a su vez en el desarrollo de diferentes historias que convergen y divergen. La novela comienza con Clara Montsalvatges, mujer de buena familia, de la alta burguesía catalana, que hereda un buen piso en Barcelona. Clara Montsalvatges proviene de esas familias catalanas que hicieron fortuna con el régimen franquista y que, en la Transición, mudaron de identidad política para acercarse a los nuevos estamentos del poder: el conservadurismo nacionalista. Consigue Torné, en este primer arranque, una definición sociológica de los últimos 40 años de Cataluña que se aleja del estereotipo de la propaganda catalanista. Los hijos bien y concienciados, cosmopolitas y con ese grado de sofisticación, que no vinieron precisamente de la imagen manida de la Barcelona moderna y abierta a Europa.

Clara Montsalvatges reforma ese piso de la familia para ayudar a personas cercanas que no han tenido la misma suerte (sutil e inteligente guiño a esa sociedad catalana que avanza y se transforma en esta nueva generación), hasta que un día, cansada de las peleas de una pareja vecina, decide llamar a su ex para pedirle ayuda. Las primeras páginas de la novela mantienen una lograda tensión entre el misterio que rodea a sus escandalosos vecinos, por qué esos gritos, por qué esos golpes, y una pareja rota que vuelve a reencontrarse, anticipando lo que puede ser y quizá sea. Clara dialoga con su ex, Gato, en una conversación que deja entrever lo que está por venir: "Vives en el Eixample Superstar, Gato, la cerecita pringosa de atractivo, asediada por la codicia cosmopolita de japoneses curiosos, rusos multimillonarios y turbantes que llegan mecidos en oleadas de petróleo: un oasis. Fuera de estos límites se extienden espacios donde nadie es bilingüe a buenas, se libra una guerra soterrada". La diferencia de clase social, el clasismo de un entorno nacionalista y conservador, el tono menor de desprecio de quien se siente superior a los demás, la condescendencia hipócrita que alivia la culpa de los pudientes, etcétera.

Desde ese momento, pasadas las primeras 40 páginas, la novela despliega toda su trama y a su vez despega de los primeros tanteos. Podríamos decir, tanto por argumento como por el estilo, que estamos en, ahora sí, el principio de la obra. Clara conoce a la mujer de esta pareja de vecinos incívicos, ruidosos y enigmáticos, Violeta Mancebo, con la que entabla una cercana relación que, si bien puede no sonar demasiado creíble, sirve para desatar toda una serie de hechos, sucesos y escenas de una Cataluña gobernada por una élite política que es suma de corrupción y de esperpentos, de una moral tan sólo supeditada al interés de la mentalidad nacionalista y de la acumulación personal de la riqueza. La construcción de una nación cuyo propósito era enriquecer a una clase social y su vez garantizar una red clientelar impune y cada vez más poderosa en el plano político. Violeta conoce todos estos entresijos al estar casada con un hijo ilegítimo del denominado Rey de Cataluña (sobran las precisiones y las explicaciones sobre de quién estamos hablando).

"Mi hermano ofrece atajos, hincha un poco el presupuesto y un porcentaje se nos devuelve. Consigue que los servicios sean más rentables... para el Gobierno, el partido, el país, la Primera Familia... como prefieras, en cierto sentido es todo lo mismo", dice el Bastardo, ese hijo ilegítimo del Rey de Cataluña. Así se van sucediendo hechos, anécdotas, pasajes... que hilvanan, desde un humor de tono algo amargo, la parodia y la sátira de una sociedad y de un tiempo. En los personajes de Gonzalo Torné abunda la caricatura de las expresiones y de los pensamientos, de las conductas y de los hechos que propician, lo que en ocasiones puede provocar rechazo de los lectores, por falta de credibilidad de la trama y de lo que nos están contando. Pero temo que la intención sea precisamente esa: forzar cualquier verosimilitud, para así, desde la caricatura grotesca, potenciar aún más una realidad. Es quizá, junto con el buen ritmo y prosodia de su narrativa, una de las mayores virtudes de esta novela: demostrar que en la literatura la realidad no es más que el límite que el escritor quiera mediante la expresión y la palabra. Y que prescindir de una calculada verosimilitud, si se sabe hacer, refuerza aún más ese concepto de realidad convencional.

La obra, editada por Anagrama. La obra, editada por Anagrama.

La obra, editada por Anagrama.

Hay pasajes que emocionan e incomodan, como el de la muerte de la madre de Violeta: "Cuando me incorporé la plasticidad se le había retirado de la cara: carne sin facciones, no sé explicarlo mejor. Le di la vuelta y nuestra cruz seguía allí, deformada por las arrugas del pellejo, le susurré al oído por mucho que nos amásemos que no podía llevarme con ella, que era una promesa de vivas". O este comentario del padre de Violeta, resumen de un estigma cultural: "Nunca te dejarán ser como ellos. Serás catalana para las obligaciones, para pagar impuestos… te tolerarán si cumples con sus fiestas y celebraciones… pero pobre de ti si te desvías de lo que toca en cada momento".

Lo demás: reflexiones acertadas acerca del dinero, las relaciones sociales, el nacionalismo; un puñado de frases para subrayar; un fino recorrido por la Cataluña de los últimos cuarenta años, la compleja sociedad catalana, con sus contradicciones, con las sombras de las comisiones y con personajes que van más allá de todo estereotipo e idea preconcebida; la definición de la pareja y del amor, dónde empieza el interés en la otra persona y dónde comienza el interés en nosotros mismos. Gonzalo Torné ha publicado una novela que trata, en contexto, un lugar y un tiempo determinados, pero que podría interesar a cualquier lector, de cualquier procedencia. Una novela que retrata la universalidad de la condición humana desde ese prisma chovinista y provinciano de sus personajes.

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