de libros

Salir de la mesa camilla

  • En su primera novela, Silvia Nanclares plasma, a través de un delicado testimonio personal, las causas socioeconómicas de la brecha demográfica.

La periodista Silvia Nanclares.

La periodista Silvia Nanclares. / José Ángel García

¿Quién quiere ser madre? Pues no poca gente, a juzgar por las cifras que se mueven en clínicas de fertilidad y en realidades tan cuestionables, por decir poco, como el negocio de los vientres de alquiler. ¿Quién puede ser madre? Pues no mucha gente, a juzgar por las cifras que se mueven en clínicas de fertilidad y los datos que desploman los análisis demográficos.

Parece que el tener o no tener niños, cómo tenerlos, cuándo tenerlos, ser o no madre o padre, o incluso el ser mala madre, buena madre, es el tema de moda. Realmente, sin embargo, no es la cuestión de moda: es el tema que se lleva la parte del león. El agujero demográfico que vivimos como sociedad debería ocupar, a nivel social y público, un puesto prioritario. Pero hace nada, hasta hace dos minutos, cuestiones tan importantes -a nivel social y emocional- como los embarazos y los nacimientos eran cosas de mujeres, permanecían recluidos en las faldas de la mesa camilla. Por eso, viene a decir Silvia Nanclares en su Quién quiere ser madre, de repente muchas mujeres, como ella misma, se encuentran perdidas en un ámbito en principio tan común como el de la concepción y la maternidad. Y eso que las historias, como apunta en el primer capítulo del libro, son muchísimas. Y eso que, como también dice, en cuanto se rompe el tabú y se saca el tema en cualquier círculo, los casos saltan: quién ha sufrido abortos, quién ha tenido claro que nunca quería niños, quién se ha visto con trillizos de repente, quién ha tenido hijos pronto o, por sorpresa, a los cuarenta; quién ha pasado un embarazo pesadillesco, quién ha sufrido un embarazo ectópico; quién ha parido en casa; quién ha sufrido negligencias; quién se ha endeudado en varios ciclos con éxito, sin éxito.

La autora sigue también aquí las coordenadas del periodismo narrativo

Pues, ante tanta casuística, la desinformación al respecto es apabullante - "Si la información es poder, ya sabemos lo que es el silencio"-. Por eso, Quién quiere ser madre es también, como desarrolla Silvia Nanclares en sus páginas y fuera de ellas, una "cura de humildad": "Estoy sola -escribe que escribe Silvia-. Pero también enfadada, conmigo, con la educación y con la clase médica. De todas las historias que me han contado hay una que me hubiera gustado comprender desde el principio. Su título: Mi cuerpo y la reproducción".

A esta realidad, se suman cuestiones como la presión social - el famoso "se te va a pasar el arroz"- junto con la especie, alimentada desde el papel couché, de que es fácil tener niños a cualquier edad. Si se suma en la balanza una situación de inestabilidad socioeconómica constante, como la que vivimos, el resultado es un agujero demográfico tal como el que tenemos hoy en día. Un baile de las sillas en el que, sin darse cuenta, cualquiera puede quedarse fuera: "¿Nadie va a contar -le responde Silvia Nanclares a su madre en la novela- que el síndrome del aplazamiento es una tendencia demográfica? Sobre todo en el sur de Europa, donde no hay casas asequibles ni trabajo y la falta de políticas públicas lo único que hace es echarte en los brazos de tu propia familia. ¿Y sabes lo que dice un sociólogo italiano sobre Italia y España? Donde hay mucha familia, hay pocos bebés".

Nanclares camina por su primera novela siguiendo las mismas coordenadas que gusta como profesional, las del periodismo narrativo. Sus familia y amigos, dice, no se asustan, "ya está acostumbrados" a verse hechos historias. Decidió tener niños frisando los cuarenta, entonces sin pareja, a partir de la muerte de su padre - "la vida me debe una vida"-. Y no fue la única, en su círculo, en decidir aumentar el cupo de "los ladrones de amigas".

Ser madre, no ser madre. Hay muchos libros, decimos, en torno al tema, pero pocos consiguen lo que hace el relato cuasi autobiográfico de Silvia Nanclares: el arrancarle a un tema de vital importancia los visos de lo tabú, el vindicarlo, el llevarlo más allá de los límites de la tertulia para así, hablándolo, hacerse fuerte: porque la soledad te debilita. Porque así es más fácil estar atento ante la irregularidad, ante posibles abusos. Que los hay: no sólo asunciones o irregularidades médicas, sino inmensos espacios en blanco dentro del mundo de la reproducción asistida - "¿Cómo confiar en alguien, por muy profesional que sea, que quiere venderte su producto, su préstamo, su presupuesto-cerrado-medicinas- aparte?"-.

Un reciente estudio de The Guardian alertaba de que, por primera vez, están naciendo más niños de madres mayores de 35 que de menores de 25. Tendencia inevitable en una generación de mujeres "educada en multitud de normativas de género contradictorias", criada en la concepción del embarazo joven con el fracaso -para delicia del mercado laboral-.

En un libro que tardó en gestarse 38 semanas, Nanclares repasa lo social y lo personal, el gran angular y la foto detalle. Porque los demoledores datos socioeconómicos no pueden entenderse sin las miserias y caricias personales, el precariaje, el apoyo o no de una pareja, el sexo instrumentalizado, las lecturas compulsivas en torno al tema, los interminables hilos de foros, las dietas milagro, los préstamos familiares, las clases de yoga y fertilidad. Todo lo que uno puede llegar a hacer, en fin, desde el borde de la desesperación.

Un relato cuya reflexión pasa, también, de lo personal a lo social. Ser o no madre, ¿es algo que has elegido o que la sociedad ha elegido por ti?.

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