¡Bang Bang! | Crítica

Otra transición

  • '¡Bang! ¡Bang!' muestra a un Carlos Pérez Merinero más íntimo y sereno, atípico en cierto modo, en una historia sobre el desencanto político y personal

El escritor y guionista Carlos Pérez Merinero (Écija, 1950-Madrid, 2012).

El escritor y guionista Carlos Pérez Merinero (Écija, 1950-Madrid, 2012). / D. S.

¡Bang! ¡Bang! es una novela atípica. Aunque este calificativo aplicado a la obra, tanto literaria como cinematográfica, de Carlos Pérez Merinero sea un lugar común, porque nos sería francamente difícil encontrar a un autor parecido a él en talento y personalidad. La de Merinero es una obra con sello propio, que no es el del éxito ni el del reconocimiento, que no se define en contra de nadie ni a favor de ninguna corriente o moda. Sus novelas, sus cuentos o sus guiones cinematográficos son fruto de la inteligencia y de la libertad. Por eso Pérez Merinero nunca fue famoso ni siquiera reconocido, aunque sus seguidores fieles lo tengamos en el altar laico donde perviven todos los buenos ratos que nos ha hecho pasar.

Esta novela que ahora edita póstumamente Ediciones Mayi tiene una génesis curiosa que redunda en esa capacidad de Merinero para convertir el acto creativo en un proceso valioso y excepcional. ¡Bang! ¡Bang! fue antes un guión cinematográfico, uno de Merinero, claro, sobre una idea de Manuel Vidal Estévez, que dirigió el corto para el que fue escrito. Corrían los años finales de los 70 cuando Vidal Estévez le propuso al autor que le diera forma a una idea suya para una película corta que tenía como objetivo abordar la Transición española desde un punto de vista que distaba mucho de las crónicas oficiales y que tenía mucho que ver con el desencanto de una generación que había puesto todas sus ilusiones en un cambio que únicamente se había producido a medias.

La película, que permanece flotando en el limbo de la desmemoria colectiva de la que suele hacer gala este país, ganó en 1981 la Espiga de Oro al mejor cortometraje en la Seminci de Valladolid. El filme, de bajísimo presupuesto y que se tituló Estación de Chamartín, estaba construido a modo de fotomontaje y protagonizado por actores de primera como Robert de Niro, Bruno Ganz y Carole Laure, por sus fotos, claro. Para completar el reparto, Joaquín Hinojosa se encargó de la voz en off.

Nos cuenta todo el proceso el propio Vidal Estévez en uno de los dos prólogos incluidos en esta edición. En el segundo, José Rasero Balón hace una encendida semblanza de Merinero como autor de novela negra a la altura, a veces por encima, de los grandes maestros españoles del género.

Pero, como ocurre en muchas otras obras de Pérez Merinero, ¡Bang! ¡Bang! es una novela negra, pero no es sólo eso. Es también una novela social y política, que habla desde un punto de vista inusitado, de un momento histórico crucial de nuestro país. Terriblemente actual en sus planteamientos, no nos encontramos ante una novela de tesis –no puede serlo siendo de quien es– sino ante una obra literaria compleja en su concepción, profundamente comprometida y admirablemente escrita: de descripciones eficaces y vibrantes diálogos.

Portada del libro. Portada del libro.

Portada del libro. / D. S.

¡Bang! ¡Bang! es una novela sobre la amistad y la traición, sobre la debilidad de los principios propios y ajenos, sobre la lucha por la vida en un contexto social precario y desesperado. Pérez Merinero retrata la sociedad española de los 70 con la verdad que caracteriza su escritura, sin paños calientes. Es consciente de su oficio y se aplica a él porque es lo que quiere y tiene que hacer, sin pensar en el lector –que se supone que vendrá– ni en el reconocimiento. Por eso no hace concesiones y se entrega sin miramientos a construir un relato que certifica esa otra transición personal que sin mayúsculas ni alharacas vivieron la mayoría de los españoles.

En esta novela los protagonistas son dos tipos peculiares: un sinvergüenza y seductor delincuente, Fernando Arenas; y un pardillo actor en ciernes metido en política, Daniel Castillo, que se ve envuelto en una aventura oscura que lo lleva directo a la cárcel. Los dos coinciden en algunas reuniones políticas de izquierda y consolidan una amistad que desde el principio se intuye destinada al desastre. También hay una chica, una joven modelo que jugará un papel fundamental en la trama.

Estamos ante personajes que se mueven en la difusa línea que separa la normalidad de la marginalidad. En el caso de Daniel, esa débil frontera la marca su precaria situación laboral y la pérdida de referentes cuando su militancia se disuelve con la normalización política. Emocionalmente inestable, sin rumbo, es presa fácil para un granuja sin conciencia que acaba empujándolo al abismo.

Pérez Merinero nos presenta a estos personajes con la sobriedad y la crudeza que le son características, pero a diferencia de otras novelas negras suyas, en ésta el tono es más sereno y aplacado, la brutalidad esencial de su prosa está matizada, aunque la crudeza de lo que cuenta no lo esté en absoluto.¡Bang! ¡Bang! nos desvela a un Carlos Pérez Merinero más íntimo, implicado hasta el fondo en el desarrollo de una historia que es la de su tiempo y la de su generación y, nos atreveríamos a decir, casi la suya propia. Una historia de desencanto, en la que los ideales y las esperanzas se diluyen hasta desaparecer en la vorágine de la pretendida modernidad que nos trajeron los 80.

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