La senda de las nubes | Critica

Sabiduría ancestral

  • Catherine François sirve en 'La senda de las nubes' un delicioso manual de filosofía oriental

La filóloga y escritora Catherine François (París, 1953).

La filóloga y escritora Catherine François (París, 1953). / D. S.

Un famoso dictamen de Confucio, el más importante de los pensadores del extremo Oriente (vivió en el siglo VI a. C., el mismo de Pitágoras), no tiene más remedio que provocar la perplejidad y el escándalo en una mente europea: el sabio, dice Kong (su nombre chino), no tiene ideas. Contra el integrismo occidental, que desde Platón ha considerado que lo propio de la filosofía es erigir una construcción de conceptos, una arquitectura de ideas férreamente trabadas que proteja al pensamiento de los vendavales del devenir, los chinos han intentado más bien plegarse al vaivén de las cosas: no tiene sentido anclarse a una idiosincrasia, podría resumirse el aforismo de Confucio, si la realidad está destinada a rebasarla por todos los lados. Es por esto que el pensamiento chino (u oriental, en general) prefiere la anécdota antes que la fórmula, y el ejemplo a la desnuda exposición teórica, ausente de coordenadas.

Portada del libro. Portada del libro.

Portada del libro. / D. S.

Consciente de este principio esencial, Catherine François nos propone una senda didáctica por la visión china (clásica) del mundo. La senda de las nubes sirve como manual de filosofía oriental, siempre que quien se interne en él se libere de la ingenua fe en la teoría, de que existe un sistema abstracto de entender el universo separado de quien lo crea y ha de servirse de él. La máxima mayor de las escuelas chinas (sea la de los Letrados, la de los Misterios, confucianos, taoístas y budistas) es el respeto al Tao, la Vía, que se manifiesta sólo en la práctica, en el hacer diario, sin instrucciones previas: de ahí que para exponer sus conclusiones, François recurra no a la argumentación sino al apólogo, a la narración apócrifa, al cuento puro y duro. La filosofía también es mitología, viene a decirnos: y qué mejor modo de aprenderla que en cómodas historias que parecen de papel pintado, destacándose suavemente sobre la sombra eterna del monte Taishan, el padre de la sabiduría ancestral.

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