Retratos políticos de la revolución de España | Crítica

El siglo de los pronunciamientos

  • Renacimiento publica, con esclarecedor estudio del profesor Moreno Alonso, estos 'Retratos políticos de la revolución de España', firmados por Carlos Le Brun, pseudónimo del áspero y combativo Félix Mejía, editor de 'El Zurriago'

Retrato anónimo del general Riego (1874-1823), protagonista principal e indirecto de estas páginas

Retrato anónimo del general Riego (1874-1823), protagonista principal e indirecto de estas páginas

El profesor Moreno Alonso, en su amplio estudio introductorio, señala dos aspectos relativos al Trienio liberal (1820-1823), cuya importancia pudiera cogernos de sorpresa. Uno primero es el desconocimiento histórico de tal periodo, que la presente obra, entre la mordacidad y testimonio vivo, viene a reparar en parte; y otro aledaño, pero consustancial a la naturaleza misma de la empresa, es el nulo entendimiento -cuando no la persecución y el oprobio-, que se dio entre los mismos liberales, malogrando el periodo abierto en las Cabezas de San Juan, tras el pronunciamiento militar de Riego, que sería el primero de una larga serie que atronó, como sabemos, el siglo XIX y una parte del XX.

El autor de estos retratos al aguafuerte es Félix Mejía, editor de 'El Zurriago', largamente citado por Galdós

La mayoría de estos pronunciamientos, 30 de 35, según señala Moreno Alonso, fue de carácter “progresista”. Lo sustancial, no obstante, es la relevancia arbitral que, a partir de entonces, adquirirá la milicia en los asuntos de España. ¿Y quién es ese Carlos Le Brun que firma estos retratos al aguafuerte, y que vienen escritos desde Filadelfia, en el año de 1826? El señor Le Brun no es otro que Félix Mejía, el editor de El Zurriago, publicación satírica radical que Galdós recordará con amplitud en sus Episodios. Lo más llamativo de esta obra, desconocida para la hisotriografía, y por tanto de enorme y perdurable interés, es la virulencia con que los liberales del año 20, encarnados aquí por Mejía, atacan a los liberales del año 12, caricaturizados y resumidos en la figura de el Divino Argüelles. Pero no es sólo Argüelles, sino Mendizábal, Alcalá Galiano, Martínez de la Rosa, Jovellanos... (Quintana y Alberto Lista salen mejor parados), quienes comparecen ante el juicio adverso de don Félix, cuya preocupación, sobre denostar a los “servilones” de Fernando VII, parece ser la de desautorizar a los liberales moderados y contribuir a un tópico necio y degradante: aquél que señala a España como país anómalo, condenado -¿por quién?- a la disensión violenta.

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