Atletismo

La maldición del podio de Moscú 80

  • Los tres atletas que dominaron los 50 kilómetros marcha han fallecido con una edad relativamente joven, antes de cumplir los 70 años

  • Jordi Llopart sólo fue superado aquel día por el alemán oriental Hartwig Gauder, que murió hace seis meses con 65 años

El podio olímpico de los 50 kilómetros marcha en Moscú 80.

El podio olímpico de los 50 kilómetros marcha en Moscú 80. / Efe

La muerte de Jordi Llopart, el primer medallista olímpico del atletismo español, ha consumado la maldición del podio de 50 km marcha en Moscú 80: cuarenta años después, ninguno de los tres que lo pisaron sobrevive.

El alemán oriental Hartwig Gauder, Llopart y el soviético Yevgueni Ivchenko -oro, plata y bronce- han muerto a una edad relativamente joven, sin alcanzar los 70 años.

Gauder y Llopart, que además fueron campeones de Europa (1986 y 1976, respectivamente) en la misma disciplina (el alemán, también campeón del mundo), han fallecido con sólo siete meses de diferencia y por la misma causa oficial, un infarto.

La vida del germano se extinguió el 22 de abril pasado en Ertfur, cuando contaba 65 años. Jordi, nacido en Prat de Llobregat en 1952, le ha sobrevivido poco más de medio año. Su muerte le ha sobrevenido a los 68.

Des los tres medallistas de Moscú 80, Ivchenko fue el primero en perder la vida y el que lo hizo a edad más temprana, el 2 de junio de 1999, con 60 años.

Los tres protagonistas de aquella final olímpica moscovita de 50 km marcha, disputada el 30 de julio, no son ya de este mundo.

Llopart llegó a la capital soviética con el título de campeón de Europa (Praga 1978) como miembro de un equipo español que, debido al boicot occidental a la Unión Soviética por la invasión de Afganistán, compitió bajo bandera del Comité Olímpico Español.

Al paso por el km 20 encabezaba la prueba un trío formado por Gauder, Llopart y el mexicano Raúl González, que acabaría abandonando.

El alemán y el español sostuvieron una lucha desigual a partir del km 35. Gauder pasó por ese punto con dos minutos de ventaja sobre Llopart (2h38:09 frente a 2h:40.02) y la diferencia se mantuvo estable, mientras que aumentaba la de ellos dos con respecto a los perseguidores.

Gauder cruzó la meta con un tiempo de 3:49:24 -récord olímpico- seguido de Llopart, que con un tiempo de 3h51:25 consiguió la primera medalla olímpica del atletismo español. Con ellos subió al podio Yevgueni Ivchenko, que acreditó un registro de 3h56:32.

Otro español, José Marín, que había sido quinto en 20 km seis días antes, terminó sexto.

Ocho años después, Gauder consiguió el bronce en los Juegos de Seúl (Jordi fue decimotercero), y en Barcelona 92, con las dos Alemanias ya unificadas, acabó sexto. En 1987 había logrado en Roma el primer título mundial de los 50 km marcha.

En 1993, retirado de la competición, Gauder padeció una infección cardíaca bacteriana. En 1997 se sometió a un trasplante de corazón, aunque pudo mantener una actividad deportiva estimable: corrió el Maratón de Nueva York y coronó el Monte Fuji.

La vida de Jordi Llopart no ha sido un lecho de rosas. Se retiró de la competición después de clasificarse cuarto en el Campeonato de España, en marzo de 1992 en Badalona, lo que le supuso quedarse fuera del equipo olímpico para Barcelona 92.

Comenzó entonces su etapa como entrenador, en la que tuvo como pupilos a Daniel Plaza -campeón olímpico en Barcelona 92-, Basilio Labrador, Jesús Ángel García Bragado -campeón del mundo 1993 y subcampeón en 1997 y 2001-, Teresa Linares, la polaca nacionalizada española Beata Betlej y varios marchadores japoneses.

Fue coordinador técnico del equipo de México para el ciclo olímpico 2008-12, y en diciembre de 2012 quedó en el paro. Su currículum declaraba que era asistente técnico sanitario, diplomado en Turismo, que cursó estudios de oficial de Artes Gráficas y que hablaba varios idiomas, pero el mercado laboral le resultó esquivo.

Con dos hijas pequeñas a su cargo (Karina y Victoria, fruto de su segundo matrimonio, con la exmarchadora lituana Sonata Milusaiskaite), sufrió penurias económicas, viviendo de ayudas: un subsidio de desempleo de 426 euros y pequeñas aportaciones del Comité Olímpico Español, del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat y del Ayuntamiento de Calella.

La vida del pionero de la marcha olímpica española se ha extinguido en el hospital Can Ruti de Badalona, donde estaba ingresado desde hace unos días tras sufrir un infarto.

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