La selección española femenina de balonmano no falló y certificó su clasificación para la segunda fase del Mundial de España con pleno de victorias, tras imponerse este lunes por 31-19 a Austria, en un encuentro en el que las "Guerreras" apenas tardaron doce minutos en dejar encarrilado (7-1) gracias a una sobresaliente actuación de la portera Silvia Navarro. 

Conscientes de la importancia de acceder a la segunda fase, en la que España se medirá con rivales de la talla de Croacia, Japón y Brasil, con pleno de puntos, las de José Ignacio Prades se aplicaron desde el inicio con la máxima intensidad en defensa. 

Las "Guerreras" tiene claro que sus opciones en este campeonato pasan por alcanzar la excelencia defensiva que les llevó a colgarse la medalla de plata en el Mundial disputado hace dos años en Japón. 

Una tarea que se antoja mucho más sencilla cuando se cuenta bajo los palos con la incombustible Silvia Navarro, que a sus 42 años sigue mostrando su condición como una de las mejores guardametas del mundo. 

Tal y como volvió a dejar claro este lunes ante Austria con un espectacular arranque de partido en el que Navarro con sus siete paradas en los doce minutos iniciales permitió a las "Guerreras" alcanzar una renta de seis goles (7-1) que convirtió el resto del encuentro en un meto trámite. 

Y es que el conjunto austríaco, diezmado por las numerosas bajas provocadas por el coronavirus, la última la de su cañonera Katarina Pandza, que dio positivo en las pruebas realizadas por la mañana, no pareció nunca en disposición de poder plantar cara a España. 

Una circunstancia que convirtió el duelo en el mejor banco de pruebas posible para una segunda fase en la que las de José Ignacio Prades se enfrentarán a dificultades mayores de las que han tenido que afrontar en esta plácida primera ronda. 

En ese sentido, el conjunto español volvió a demostrar que se encuentra mucho más cómodo cuando puede correr que cuando tiene que jugar en ataque estático, donde sigue lastrado no sólo por su falta de tiro exterior, sino, sobre todo, por sus errores en el lanzamiento. 

Problema que España sólo logró solventar cuando pudo dotar de la velocidad necesaria a la circulación del balón para hacer llegar la pelota a las extremos, donde volvió a brillar una efectiva Carmen Martín, y las pivotes. 

Una fórmula a la que recurrió una y otra vez la central Silvia Arderius, que dotó de una mayor vivacidad al juego de la selección que una Alicia Fernández, que en su debut en el torneo, acusó la falta de ritmo provocada por su ausencia en las dos primeras jornadas a causa de una molestias físicas. 

Con Arderius en la dirección el equipo no sólo acabó con el tímido intento de reacción de Austria, sino que amplió todavía más la ventaja del equipo español, que se fue al descanso con una renta de ocho goles (14-6). 

Una diferencia que no decreció en la segunda mitad, pese a los numerosos problemas que tuvo el conjunto español para contener el ataque con siete jugadoras por el que apostó Austria desde el inicio del segundo período. 

Pero si las centroeuropeas mejoraron su productividad ofensiva, también aumentaron su número de errores, una circunstancia que España no perdonó para engordar el marcador (21-12) con goles a portería vacía. 

Una fiesta a la que se sumó la portera Merche Castellanos que con una gran actuación no sólo demostró que Silvia Navarro tiene relevo bajo los palos, sino que con sus paradas acabó por sentenciar el triunfo (31-19) del un equipo español que llega pletórico de moral a la segunda fase del Mundial.