Hospitalet-almería b

El Almería B no pasa del empate y no ascenderá (0-0)

  • El valor de los goles en campo contrario provoca que el filial no suba a Segunda División B, por ahora. Los de Salmerón tuvieron las mejores ocasiones ante un Hospitalet consevador.

Para un niño, no hay nada más cruel que ofrecerle un caramelo y después no dárselo. Llora de rabia, de impotencia. Un sentimiento muy parecido experimentaron ayer los jugadores del filial rojiblanco, que se han quedado con la miel en los labios después de remar y remar a lo largo de la presente temporada liguera. Esas mismas lágrimas que derrama un joven cuando se gana una recompensa y no la obtiene, fueron las que inundaron el autocar de un Almería B que llegó con las maletas cargadas de ilusión y se marcha con la desazón de no haber conseguido el ansiado, soñado, requerido y casi obligatorio ascenso.

Uno de los objetivos que se había marcado para esta temporada Alfonso García era conseguir el ascenso del filial a la Segunda División B. Un club que quiere crecer en Primera División necesita unas bases potentes. Después de no haberlo conseguido el año pasado, el presidente volvió a embarcarse en un importante presupuesto. Sin embargo, la irregular temporada liguera, con cambio de entrenador incluido, hipotecó a un conjunto canterano que ha mostrado su mejor cara, quizás su verdadera cara, en la promoción de ascenso.

Ha sido superior a Santa Eulalia, Burgos y Hospitalet, equipos hechos con el único objetivo de ascender de categoría. Pero ayer careció de la eficacia que tuvo en las dos primeras rondas y fue el conjunto catalán el que con muy poco, recibió los honores de haberse convertido en nuevo equipo de la categoría de bronce. Al Hospitalet le ha bastado con la experiencia para arrancar de un plumazo el sueño al filial. Lo despertó en el Juan Rojas con un tanto polémico y ayer supo perder todo el tiempo del mundo para desesperar y sacar de sus casillas a Salmerón y sus pupilos.

Acordarse ahora del partido de ida, para poco sirve. No va a dar el ascenso. Sin embargo, las eliminatorias se deciden en 180 minutos. Andreev, una joven promesa de la que tanto se esperaba a principio de temporada, tuvo el ascenso en sus botas. El joven delantero de Europa del Este llegó a Almería con la vitola de goleador, pero ha tenido la mirilla muy desviada. Si hace dos domingos falló un gol a lo Cardeñosa que habría cambiado el decorado de la vuelta, ayer no fue capaz de acertar con un balón que se le quedó muerto en el área chica. El remate se fue al limbo y, con ello, las esperanzas rojiblancas también se marcharon al garete.

El valor de los goles en campo contrario, una norma muy criticada dentro del mundo del fútbol, provocó que Jordi Viñals hiciera un planteamiento consevador. Las tablas de jugadores como Toni Velamazán, que se tomó su particular venganza con el Almería, Jordi Martínez o Craviotto, un meta que ha demostrado que la Tercera se le queda diminuta, hicieron efectivo la disposición amarrategui del cuadro catalán. El Hospitalet no llegó con peligro ni una sola ocasión sobre la meta de Álvaro y se dedicó a que el balón estuviera más tiempo parado que en juego. Además, contó con el beneplácito del colegiado Varón Aceitón cuyo arbitraje demuestra el porqué de estar pitando en Tercera y no en superior categoría. No vale como excusa, pero el balear quiso ser casero y no complicarse la vida.

Durante la primera mitad, Baby tuvo la oportunidad de decantar la balanza hacia el lado rojiblanco. El delantero rojiblanco, extramotivado por jugar en su tierra natal, se inventó una gran jugada personal. Desbordó a su par, se plantó solo ante Craviotto, pero el meta volvió a estar más listo que ninguno y desbarató la ocasión. Previamente, el propio meta se tuvo que esforzar para repeler un lanzamiento duro de Cobos raso. El Almería B mandaba en el campo y la afición escuchaba los aullidos de un lobo, que estaba deseoso de asestar un primer colmillazo, que sería casi mortal.

Conforme pasaban los minutos, creía la ansiedad porque el filial no encontraba fisuras en la muralla que el Hospitalet había montado en su campo. En el 40 se produjo la primera de las jugadas polémicas. Jesús Rubio pisa área y es trabado con disimulo, como perro viejo que es, por Toni Velamazán. El árbitro se inhibe y desata las furias del banquillo almeriense que veía lo que se avecinaba en los minutos finales.

Y así fue. Después de que Andreev tuviera la gloria y la mandara al garete, en la última jugada del partido Varón Aceitón hizo de Pilatos y se lavó las manos tras un barullo en el área catalana, en la que hubo de todo. Al final, lágrimas de desolación y de rabia porque no se recogió el fruto esperado. Puede que la cosecha fructifique más tarde porque el filial encabeza la lista de clubes que tienen opción a ocupar las vacantes que se van a producir en el grupo IV de Segunda B.

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