Tiro con arco

No hay diana que se le resista a Ana Castillo

  • La almeriense sigue apuntando con precisión y firmeza al blanco en el día a día y a los JJOO en el futuro

No hay diana que se le resista a Ana Castillo

Cada vez que Ana baja la mirada a la pequeña pantalla que enfoca a la diana sobre la que dispara, observa que su pulso sigue firme y su mirilla bien calibrada al blanco. Con 19 años, la almeriense es una de las jóvenes promesas del tiro olímpico [especialidad pistola aire comprimido 60], lo que le llevó a conseguir una beca ADO y marcharse al Centro de Alto Rendimiento en Madrid.

Las vitrinas de la casa de sus padres, donde le cogió el gusto al mundo del tiro, están repletas de trofeos: copas del Rey de la Reina, copas Princesa de Asturias, copas de España y primeras y muy destacadas marcas en los campeonatos de Europa. Todo ello se lo debe al amor por la caza de su padre. “Mi padre es cazador por lo que desde pequeña he estado en contacto con armas (escopetas y carabinas de aire). Un día le acompañe con 11 años al campo de tiro de Gádor porque iba a tirar al plato con sus amigos y fue cuando los dos descubrimos este deporte. Desde pequeña me había gustado trastear las escopetas y participar en las competiciones de tiro con carabina que hacían en las fiestas del pueblo así que se nos ocurrió probar. La verdad que me gusto desde el principio porque no parecía que se me diera mal y empecé a probar con la pistola y a ir a tirar de vez en cuando, hasta que me acabé enganchando”, hasta que llegó un regalo de Navidad que le iba a meter de lleno en el deporte en el que destaca: “Después de estar un tiempo yendo a entrenar con una pistola prestada y mi padre darse cuenta de que de verdad me gustaba, para Reyes me regaló la pistola con la que he estado compitiendo hasta octubre del año pasado (walther lp300). A partir de entonces me lo tomé mucho más en serio, en mi primer campeonato de España de Jóvenes Promesas en 2013 quedé tercera clasificada en Barcelona”, recuerda la almeriense, que concede esta entrevista a través de las redes sociales, puesto que vive y entrena en Madrid en la Residencia Joaquín Blume, para futuros deportistas olímpicos.

Miembros de la selección, con Ana arriba cuarta por la izquierda. Miembros de la selección, con Ana arriba cuarta por la izquierda.

Miembros de la selección, con Ana arriba cuarta por la izquierda.

“Para entrar al CAR solicité la beca que me concedieron gracias a mis méritos tanto deportivos como académicos [Ana es muy buena estudiante y está cursando Magisterio en la Universidad Complutense]. Llegué en septiembre de 2018 con muchos nervios y dudas, el primer mes aquí fue el más difícil, se me hizo eterno por no estar en mi casa y no conocer a la gente”, algo que te lleva a crecer como persona: “Ahora estoy muy contenta, de estar aquí, he conocido a gente maravillosa que más que compañeros de equipo son amigos”.

"Desde pequeña me había gustado trastear las escopetas, mi padre era cazador”

Además de lo complicado que siempre es un cambio de residencia, a Ana se le unió también una nueva y complicada normativa, a la que le costó adaptarse. “El principio de temporada fue bastante complicado porque el año pasado hubo un cambio en el reglamento por el que las mujeres, de hacer 40 disparos, pasábamos a hacer 60 para igualarlo a la competición masculina. Gracias a nuestro preparador físico y a nuestro entrenador, poco a poco he conseguido adaptarme y en tan solo tres meses igualé el récord de España”, con lo que logró la mínima para las competiciones internacionales: “En enero fui a la RWS CUP en Dortmund y conseguí ser sexta. Después me centré en preparar el Europeo de Osijek (Croacia) de hace un par de semanas y del que he vuelto bastante satisfecha”.

Pulso de Ana en un lanzamiento. Pulso de Ana en un lanzamiento.

Pulso de Ana en un lanzamiento.

Una vez que ha dado el salto a la competición internacional y se ha dado cuenta de que con trabajo y sacrificio su techo todavía es muy alto, la almeriense no se obsesiona con los Juegos Olímpicos, pero sí que les echa un vistazo, con el rabillo del ojo que diría Juan Andújar Oliver, como todos sus compañeros de selección. “Todos los que estamos en el CAR soñamos con ir a los Juegos Olímpicos. Pero soy realista, es un sueño que está bastante lejos y tengo que ir paso a paso para conseguir la plaza. Entreno cada día con esa ilusión y nos centramos en superar todas las adversidades que nos surgen temporada tras temporada para ser mejores”, setencia Ana, con una sonrisa que se le intuye incluso vía redes sociales, puesto que la tiradora está viviendo una experiencia inolvidable, que le está haciendo codearse con los mejores de su categoría a nivel internacional.

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