Deportes

Un problema endémico

  • Las demandas y las disponibilidades hídricas en la provincia de Almería

El desarrollo económico de la provincia de Almería ha tenido un pilar básico en el agua subterránea, destacando el macrosistema Turón-sierra de Gádor, fuente de abastecimiento principal de riegos, incluyendo el agua potable de Almería capital. La demanda de productos agrícolas y el aumento del turismo favorecieron la perforación de numerosos sondeos, desde iniciativas privadas o favorecidas por las subvenciones de las administraciones.

Este desarrollo se inició de manera muy desordenada, sin que existiera un estudio serio de sostenibilidad. El efecto más inmediato fue el agotamiento de los acuíferos más pequeños y la explotación intensiva de la mayor parte de ellos.

Se han inventariado más de 1.200 sondeos, la gran mayoría ya abandonados

Ciñéndonos en el macrosistema Turón-sierra de Gádor, su superficie es cercana a 700 kilómetros cuadrados. El acuífero por excelencia está integrado por dolomías y calizo-dolomías de edad triásica, con algunas intercalaciones de calcoesquistos, cuya potencia total supera el millar de metros. En la actualidad son más de 20.000 las hectáreas de invernaderos que se cultivan mediante agua bombeada de más de un centenar de perforaciones. De menos de 30.000 habitantes en esos años hoy se superan los 300.000, con puntas turísticas considerables.

Se han inventariado más de 1200 sondeos, la gran mayoría ya abandonados. Al principio la mayor parte de las extracciones se realizaba en los materiales acuíferos superficiales. Posteriormente, el bombeo de los acuíferos carbonatados ha crecido hasta alcanzar el 85% del total de las aguas subterráneas extraídas en el Campo. Por su lado, los bombeos en los materiales pliocuaternarios ha descendiendo desde 1982/83 (48 hectómetro cúbico/año) hasta ahora, con unos 15 hectómetro cúbico/año.

Del análisis de los datos históricos se concluye que la explotación minera del acuífero durante los últimos cuarente años puede alcanzar 1000 hectómetro cúbico, todo ello acompañado de una degradación creciente de la calidad de sus aguas.

Dentro de este esquema llama la atención la denominada Balsa del Sapo, que en realidad era un fondo de explotación de arcillas de donde se extraían finos para soporte de invernaderos, a principio de los años noventa comenzó a inundarse. En la actualidad hay varios humedales, algunos de ellos de más de 1 kilómetros cuadrados de superficie, que ya han engullido numerosos invernaderos.

Estos recientes humedales tienen protección y ya que hay más de setenta especies avícolas que nidifican en ellos. Los fondos de estas explotaciones están situados sobre las potentes margas amarillas miocenas, y la cota del agua refleja la del nivel freático del acuífero, ligado a las calcarenitas pliocuaternarias.

Las intensas lluvias ocurridas en los últimos años han producido ascensos que superan varios metros. La solución dada a esta cuestión ha sido poner a punto un costoso sistema de bombeo del agua para conducirla a las playas de Aguadulce.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios