EUROPEO DE BÁDMINTON

Carolina se corona en su Palacio

  • La onubense hace historia tras lograr su cuarto oro europeo consecutivo al vencer a la rusa Evgeniya Kosetskaya (21-15 y 21-7) en 35 minutos.

  • Lleno absoluto en el recinto deportivo.

Carolina Marín muerde el oro.

Carolina Marín muerde el oro. / Josué Correa (Huelva)

En el brillo de sus ojos se reflejaba Kazán, La Roche-sur-Yon y Kolding, donde conquistó tres títulos europeos consecutivos. En el sudor de sus brazos se marcaba el esfuerzo en Copenhague y Yakarta para alzarse con la corona mundial. En los nudillos de su mano izquierda hasta se podía leer Río de Janeiro, donde el dorado de los Juegos Olímpicos la elevaron al Olimpo. Y ayer, en su corazón se grabó el nombre de Huelva. Y escribió una historia que lleva las letras de su nombre. Carolina Marín reinó en Huelva. En una parada de su camino profesional que se ralentizó para el deleito de su gente. Su tierra paladeó una medalla de oro que significó el cuarto campeonato de Europa consecutivo, tras las conquistados en 2014, 2016 y 2017. Algo histórico y para el recuerdo. Además ocurrió ayer en Huelva, en el Palacio de Deportes que lleva su nombre y ante la atención de más de 5.000 personas que descubrieron con sus propios ojos la superioridad de la onubense en un circuito que conoce a la perfección y que casi maneja a su propio antojo. A Carolina Marín le bastaron 35 minutos para doblegar a un rival que no se esperaba en la finalísima de Europa. La rusa Evgeniya Kosetskaya, cuarta cabeza de serie del torneo y 25º en el ranking mundial (su mejor posición), no puedo hacer frente al juego de la onubense y firmó una derrota en 21-15 y 21-7.

Rondaba la una de la tarde cuando el speaker pronunció el nombre de Carolina Marín. Todo el Palacio recibió en pie, con vítores, banderas de España y de Huelva, y camisetas, a la que iba a ser poco después campeona de Europa. Los nervios y la presión de la semifinales desaparecieron sobre el tapiz. La volantista onubense mostró su mejor perfil. Llevó la iniciativa desde el primer punto del partido. Salió con fuerza, con garra y con un espíritu ganador que emana en su persona en las grandes citas deportivas. Un primer parcial de 4-1 llegó gracias a un tanteo certero por parte de Carolina. Movió a su rival sobre el tapiz e hizo forzar los primeros errores a Kosetskaya. Cuando la onubense fallaba uno o dos puntos consecutivos era el público quien empujaba a su campeona. Palmas por Huelva, gritos con su nombre, y demás ánimos fueron una fuente de energía para levantar el 5-4 del electrónico al 10-5. Los fuertes remates de Marín fueron un continuo obstáculo para la jugadora rusa que varias veces se topó con la red. Carolina hacía prácticamente lo que quería. Manejó el partido a su antojo. Daba igual que jugase desde atrás, que cruzar volantes en diagonal o que sorprendiera con elegantes dejadas. Siempre acertaba. La onubense llegó al descanso del primer parcial con un 11-7 en el marcador tras no parar de forzar los errores de su rival.

La línea del set continuó para seguir en 14-9 con la misma base de juego. La concentración de Marín fue excepcional en todo momento. Durante los puntos y las antesalas de los mismos. Con 17-12 en el marcador, Kosetskaya ya no sabía cuándo la española sacaría su potente brazo izquierdo y, mucho menos, la dirección que tomaría el caprichoso volante. Así, tras 18 minutos de juego se llegó al final del primer parcial con un resultado de 21-15 para la alegría de todo el Palacio de Deportes.

Carolina Marín, durante un punto de la final. Carolina Marín, durante un punto de la final.

Carolina Marín, durante un punto de la final. / Josué Correa

Carolina era otra sobre el tapiz. Más relajada, más concentrada. Mucho más convencida de que el título estaba más cerca que nunca. Y para colgarse la medalla más pronto que tarde, la onubense aceleró el partido y llevó el segundo set a un 7-2. Gracias a una resistencia física de altura, Marín llevó la final a su terreno. Sacó su libro de golpes y paso a paso, y punto a punto, fue mermando las esperanzas rusas de una imposible remontada. Kosetskaya, que también arriesgó en algunos momentos, debido a las circunstancias, sintió que la final se le escapaba cuando ya el marcador reflejaba un 15-4 en contra tras un parcial de 6-0 para Carolina. El público aceleró la vía rápida del set. Con 19-7 las butacas del Palacio no cesaron de abrirse y cerrarse en busca del último punto del partido. Y llegó pronto, con 21-7. El tiempo se congeló y se derritió entre el azul y el blanco. Entre las lágrimas de una campeona arrodillada ante el clamor de su gente. Entre la emoción de su cara y la sonrisa de esperanza para saber que hay futuro por delante. Un póker europeo que se escribe con el As de Huelva. Con la mejor carta para Carolina. Con el calor de su tierra y de su suerte.

La magia siguió meciéndose en el ambiente con la ceremonia de medallas. Momentos únicos e históricos. Fotos para el recuerdo. Historia de esas que se cuentan a los nietos. Una bandera nacional arropó a una campeona a quien la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, colgó la medalla. Y el himno de España sonó en el Palacio. Su Palacio. Porque Carolina reinó en Huelva para hacerse tetracampeona ante los ojos de Europa.

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