Ud almería-valladolid

Castigo por cobardía (1-1)

  • Corona rememoró buenos tiempos con un golazo por la escuadra al borde del descanso. En la segunda mitad Alcaraz renunció al balón y el equipo lo pagó caro al encajar el empate en el tiempo de descuento.

Si aciertas eres un héroe; si fallas has de vértelas con los reproches de la prensa. Es la difícil papeleta semanal del entrenador, a quién incluye en el once y a quién deja fuera. Había dudas entre repescar a Verza o mantener a Corona y Alcaraz optó por lo segundo.

Guiándose por la máxima de mejor no tocar lo que funciona bien, el granadino dio galones al talaverano y, brazalete en mano, Corona no defraudó. De hecho, iba a convertirse en protagonista del encuentro cuando al borde del descanso colocaba el balón para ejecutar un libre directo al borde del área.

Hacía tiempo que Corona, un consumado especialista en esta suerte, no perforaba la portería rival, pero al buen pescador nunca se le olvida cómo empatillar un anzuelo. Dejó el esférico en el piso, dio un par de pasos atrás, miró el hueco por donde quería sorprender a Jaime y alojó la pelota en la misma escuadra.

Cuarenta minutos había costado esta vez batir al rival, pero el Almería arrancaba por séptima vez un partido con el viento a favor, la forma que más le favorece a un equipo pertrechado desde la seriedad defensiva. El Valladolid hasta entonces había demostrado por qué merita a Primera de la mano de Djukic.

Bien dirigidos por Nafti en la medular, los blanquivioletas dispusieron de la primera ocasión de gol a los cuatro minutos, pero Víctor Pérez se empachó de balón dentro del área pequeña y su disparo salió rozando el poste. Aleix Vidal, el más incisivo de los rojiblancos en el primer acto, comandó los ataques locales.

En el primero apuró la línea de cal y la puso atrás para Rafita, pero Balenziaga estuvo atento para rebañar a tiempo. En la siguiente, una escapada en solitario, el catalán reclamó un penalti no concedido por Ocón Arráiz y Soriano también rozó el 1-0 al remachar un centro de Ulloa antes de que Corona diera con la tecla.

Con el marcador a favor, era de libro que el Almería buscaría jugar agazapado atrás en busca de contragolpes para sentenciar y así lo hizo. Dejó que los pucelanos llevaran la iniciativa a la espera de aprovechar su desgaste físico o cualquier fallo.

Pero extrañamente se encerraron en exceso en la cueva y el rival fue asumiendo cada vez mayor protagonismo, eso sí, llevando escaso peligro en sus acercamientos. El partido demandaba un revulsivo que reactivase a los locales, pero Djukic movió ficha antes dando entrada a Bueno por Óscar.

La respuesta de Alcaraz fue prescindir de un agotado Ulloa para confiar el ataque a Goitom, muy motivado por las críticas recibidas tras su paso por Zorrilla pese a haber marcado once goles.

El equipo siguió jugando con fuego (salvo dos galopadas de Vidal) y terminó pagándolo cuando más duele, en el descuento. Michel perdió un balón y Javi Guerra cabeceó a la red un centro de Balenziaga. Y ya van tres...

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