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Devoción en la romería marítima de la Patrona de los pescadores

  • Cientos de personas acompañaron a la Virgen en su recorrido hasta el Puerto, donde embarcó para procesionar hasta Roquetas · Los abanicos apenas sirvieron para mitigar el intenso calor

Si hay una palabra que defina la procesión marítima en Honor a la Virgen del Carmen es devoción. Cientos de personas se aglutinaron desde primera hora de la tarde de ayer en el Puerto Deportivo de Aguadulce a la espera de ver pasar a la Virgen. El tórrido calor sacó a la calle decenas de abanicos que a duras penas podían aliviar el sofoco, pero los asistentes esperaron ansiosos la llegada de la talla y no les pesaron los casi 37 grados que marcaba el termómetro. El recorrido dio comienzo a las 18:00 horas en la puerta de la Ermita de la Virgen del Carmen, enclavada bajo los acantilados de Aguadulce. Allí la recogieron sus devotos de la Hermandad que lleva su nombre y la recibió la Banda Municipal de Música con sones festivos. A hombros, la Virgen procesionó en una pequeña romería hasta el borde de la dársena del puerto, junto a la Torre de Control, donde la esperaba el barco para realizar la travesía marítima hasta Roquetas de Mar.

Entre los devotos estuvo el presidente de Diputación Provincial de Almería y alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat, fiel a la Virgen del Carmen y habitual en este homenaje y en el que le rinde cada año Roquetas de Mar a la Virgen. De la romería destacó que "es muy bonita, no es protocolaria, venimos la gente a la que realmente nos gusta". También quiso agradecer el "buen trabajo que hace durante todo el año" la Hermandad. Lleno de "satisfacción", Amat rindió homenaje a la Patrona del municipio y hoy hará lo propio en la Santa Misa y la Procesión que ponen el broche de oro a las festividades religiosas.

Tampoco faltaron a la cita la organizadora Hermandad de la Virgen del Carmen, ni la Hermandad Virgen de los Dolores de Roquetas de Mar. Todos ellos vieron cómo los costaleros subían a la Virgen a bordo de la pequeña embarcación que cruzó las aguas hasta Roquetas. Allí se le rindió homenaje con una ofrenda floral antes de su regreso a Aguadulce. El trayecto duró una hora y en la parte marítima acompañaron a la Señora seis embarcaciones de recreo que formaban una hilera tras la principal.

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