El inicio de la competición de los cortometrajes españoles dio ayer el pistoletazo de salida con la proyección de 62 minutos en el Teatro Cervantes de la capital almeriense.

Los dramas se convirtieron en parte protagonista de los cortos proyectados y un total de ocho títulos dieron vida a una sesión competitiva de calidad.

Interiorismo, de Chema Araque y Hernán Talavera, que se sitúa en un palacio en ruinas donde el género que predomina es el experimental.

Los gritones, de Roberto Pérez Toledo, es un corto que mostró que hay lugares y momentos propicios para alzar la voz.

Vivir del aire, de David Macián, que rinde homenaje a los westerns a través los míticos silbidos que sonaban en las películas de Sergio Leone.

La piñata, de Manuel Arija, muestra la magia de un mimo callejero que produce en los viandantes una sensación de alegría. Empatía, de Carlos Seijo, donde se muestra la huida de un fantasma a quien no logra dejar atrás.

Ofelia, de Anita Sinkovic; Marías de la O, de Carlos Pérez Santamaría; y Luna Rota, de Javier García fueron los tres últimos cortometrajes que concluyeron la primera cita de la sesión competitiva nacional del Festival Internacional de Cortometrajes Almería en corto y que consiguieron que los espectadores disfrutaran de la esencia del certamen almeriense.