Voleibol Copa CEV

Entremés de lo que será la Copa

  • En medio de un ambiente espectacular, Unicaja Almería fue capaz de darle la vuelta a la eliminatoria y sacar su billete para la final a cuatro de la Copa CEV · Partidazo de Barcala que consiguió 26 puntos

Unicaja Almería escribió ayer un nuevo capítulo en el libro de oro de su brillante historia en competiciones europeas, tras derrotar en una noche mágica a Paris Volley por 3-1 y certificar su presencia en la final a cuatro de la Copa CEV. Los almerienses le pusieron corazón, cabeza, ganas, ansias, coraje y, sobre todo, mucho sufrimiento, para darle la vuelta a la eliminatoria ante un correoso conjunto francés, que no tiró en ningún momento la toalla. Prueba de ello es la rabia con la que se celebró la victoria, con todo el equipo haciendo piña en la propia cancha, Ramón Sedeño entre ellos.

Mención aparte merece el fabuloso comportamiento de la afición almeriense, que hizo que el Moisés Ruiz se quedara pequeño para la ocasión. Alrededor de 1.300 gargantas que no pararon de animar y que fueron clave para que se consiguiera la histórica remontada. Pero esto no ha hecho nada más que comenzar, porque en una semana viene la Copa del Rey y Unicaja Almería necesitará de su hinchada para conseguir el título.

Los almerienses sabían que para sellar el pase tenían que mandar desde el principio del partido. Para ello, Barcala y Olteanu se echaron el equipo a sus espaldas y comenzaron a sumar puntos. El gaditano, poco a poco, fue calentando su brazo que se convirtió en un cañón que los parisinos no iban a poder parar en ningún momento. En este primer set, también se produjo la vuelta a las pistas de Alexis Valido tras su lesión. Un remate de Barcala puso el 25-21.

Al igual que hiciera en el encuentro de ida, Paris sólo reaccionó cuando se vio por detrás en el marcador. Los visitantes salieron más concentrados en la segunda manga y se pusieron por delante con rapidez. El opuesto Rejlek comenzó a entrar en juego, y los almerienses ya no estaban tan a gusto. Aún así, Unicaja supo remontar (24-23), pero les tembló el pulso en los momentos decisivos. Paris empataba (25-27).

El equipo de Carlos Carreño comenzó un poco dubitativo el tercer set y los parisinos supieron aprovechar la ocasión (8-11). Sin embargo, la defensa ahorradora vuelve a entonarse y se llega a los últimos cinco puntos igualados. Era el momento crucial del partido, y una decisión rigurosa de los colegiados, que señalaron una supuesta invasión de Olteanu, enrabietó a Unicaja y al público, que sacaron lo mejor de sí mismos para hacer el 25-22 y ponerse a un paso de la clasificación.

Con el viento a favor y una afición que ya se veía campeona, Unicaja encaró la recta final. Los franceses se jugaron todo a una carta, pero la suerte ya estaba echada. Un remate de Olteanu cerró el partido (27-25) y provocó una explosión de júbilo en jugadores y directivos. Otra noche mágica del voleibol almeriense.

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