Liga adelante

Faltos de atención (2-2)

  • El Almería salta dormido y encaja a los 3 minutos un gol en propia puerta Lolo Reyes iguala, pero pagan caro otra falta de vigilancia tras un rechace de falta En la recta final De Groot desvía a gol un cabezazo de Cúellar.

Si aprieta arriba, se descose por abajo. Es el sino del Almería esta temporada, que además repite pecados imperdonables como saltar al campo adormilado, sin pulso ni tensión. La imagen previa en el vestuario parecía un velatorio en lugar de los prolegómenos de un encuentro en el que se busca abandonar el farolillo rojo de la clasificación.

A los tres minutos se confirmaban los peores presagios. Una pérdida en el centro del campo derivada de una mala entrega de Zongo a Iago Díaz originaba la letal contra del Nástic, conducida por Palanca, quien dejaba a Emana internarse en el área y el pase del camerunés al corazón de la zona de definición provocaba el pánico y el consiguiente gol en propia puerta de Morcillo.

Al contrario que contra la Ponferradina y el Numancia, cuando el Almería se adelantó nada más arrancar el encuentro, esta vez había que remar contracorriente y siendo honestos el equipo reaccionó con carácter, apoyado en la buena conexión ofensiva entre Zongo y Iago por la banda derecha y sostenido por Lolo Reyes y Fran Vélez en la media.

Rebasado el cuarto de hora de juego una pared entre el burkinés y Iago servía para que el gallego la pusiera atrás sobre la llegada de algún compañero, forzando el despeje de un zaguero del Nástic, que Lolo recogía en la frontal para disparar fuerte y raso lejos del alcance de Reina. El partido empezaba de nuevo.

Durante unos minutos el Almería se gustó, para volver pronto a la cruda realidad de la falta de concentración defensiva. Como ante el Numancia hace una semana, Morcillo se vio obligado a cometer una falta al borde del área para frenar un avance rival. Y como ante el Numancia nadie vigiló el despeje del portero, que sacó de la misma escuadra el envenenado lanzamiento de Palanca. Emaná sí se vio entorpecido en primera instancia por Morcillo, pero el balón le cayó luego a De Groot para empujarla a la red a placer. Faltaban veinte minutos para alcanzar el descanso y el Almería buscó de nuevo la igualada volcando el juego por la derecha, con menor protagonismo para Iván Sánchez por el costado izquierdo pese a las continuas incorporaciones de Dubarbier al ataque.

La mejor acción ofensiva antes del término de la primera mitad corrió a cargo de Chuli y Quique González. El onubense vio el desmarque del alcarreño, pero Xisco Campos estuvo rápido al cruce para abortar el peligro.

Joan Carrillo movía la banqueta al descanso retirando del campo al sancionado Morcillo para dar entrada a Montoro, lo que originó que Fran Vélez retrasara su posición a central junto con Cuéllar. Pozo, inexplicablemente, continuaba de suplente pese a su buen papel en el choque copero frente al Celta de Vigo. Tuvo que esperar al minuto 60 para tener su oportunidad en el lugar de Iván Sánchez.

En honor a la verdad no fue el peor partido del Almería esta temporada. Al contrario, el equipo hizo todo lo necesario para lograr la victoria, superando al rival en el segundo acto, aunque volvió a toparse con dificultades en la vanguardia.

Los cambios le dieron otro aire al equipo, que buscó con fe el tanto del empate, aunque el Nástic dispuso de la sentencia en una jugada embarullada que Fran Vélez abortó bajo palos. Eldin, recién entrado al verde, inició las hostilidades del último cuarto de hora con una falta en la frontal que Reina repelió bien. Luego fue Iago quien dispuso de un disparo raso y cruzado que se marchó rozando el poste, mientras que Chuli recortó bien a su par en el área y el chut con la diestra lo blocaba bien Reina.

El gol iba a llegar en un saque de esquina botado por Eldin buscando los centímetros de Cuéllar, cuyo cabezazo era desviado por De Groot para devolver el regalo del gol en propia puerta. En el tiempo de prolongación el Nástic pidió un penalti por manos de Dubarbier y vio cómo le anulaban un gol por claro fuera de juego de Iago Bouzón.

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