Las palmas-almería

Flanes a balón colgado

  • Los de Alcaraz tuvieron contra las cuerdas a los canarios, pero le dieron vida a base de errores en el juego aéreo. Punto muy sufrido que sirve para empatar al Hércules. (2-2)

Si para subir a Primera hay que ganar en los campos de los grandes, el Municipal de Gran Canaria es un campazo de máxima categoría que por circunstancias del fútbol está en Segunda División y ha llegado a conocer los diferentes grupos de Segunda División B. Abierto y bien diferente a la caldera en que se convertía el Insular, el estadio pío pío sigue ejerciendo una presión tremenda. Los hinchas amarillos, todos con su camiseta amarillas y algunos incluso con el torso descubierto por el verano permanente que se vive en Las Palmas, están como locos ahora que ven que equipo tiene serias opciones de volver a Primera. Y éstas pasaban por conseguir un buen resultado ante un Almería al que temían.

Los cánticos de salida, que crearon un ambiente similar al Coliseum romano, achantaron a una bestia rojiblanca que comenzó viéndolas venir. La velocidad y el desborde amarillo, sus principales armas, pusieron en algún aprieto a los de Alcaraz, que trataban de no perder la posición. Sin embargo, con el espacio por banda que crearon Momo y Vitolo, las primeras ocasiones no tardaron en venir. A los 11 minutos, Momo busca la estrategia en una falta lateral, pero Goitom evita que llegue el balón al área y despeja a córner. En ese mismo saque de esquina, Javi Guerrero remata de espuela y obliga a lucirse a Esteban.

Minutos de desconcierto y al Almería que no le duraba ni un segundo el balón. El centro del campo, donde  Bernardello y Verza formaban el doble pivote, estaban siendo claramente superados por los locales y Corona no recibia balones en la mediapunta, por lo que Ulloa tenía que venir muy atrás a recibir balones. Poco antes de laprimera ocasión rojiblanca a cargo de Verza, cuyo disparo se perdió junto al palo de Verza, Esteban volvió a salvar al Almería. Momo, cuya velocidad y desborde ha sido recuperado para la causa grancanaria, asiste a Pignol y sólo la llema de los dedos del asturiano evita el primer tanto. Alcaraz no lo veía nada claro y ni algún movimiento táctico, como el cambio de banda de Goitom y Vidal, le cambiaron la cara a los rojiblancos.

A los puntos estaba ganando el conjunto de Juanma Rodríguez, que no se sentó en todo el encuentro. Los rojiblancos utilizaron la táctica Alí: protegerse de los golpes en la cabeza y  dejar que los impactos rivales se estrellaran en zona no vitales. Eso sí, en cuanto los canarios descuidaban un poco la defensa, los rojiblancos buscaban algún crochet. Éste pudo llegar en una gran asistencia de Ulloa para Vidal, pero el catalán se durmió ante Pignol y el francés evitó un uno contra uno ante Barbosa. La ocasión, la última de la primera parte, fue un presagio de lo que iba a ocurrir nada más volver del túnel de vestuarios tras el descanso.

Merecido o merecido, da igual. Vale lo mismo. Abel Molinero, que entró por un Corona que se marchó tocado, recuperó un balón en la frontal del área canaria, cedió a banda para Juanma Ortiz que le puso el balón en la cabeza a Ulloa. El argentino se sacó de la chistera un cabezazo cruzado que enmudeció a toda la isla. 0-1 y golpe psicológico fuerte puesto que todavía había aficionados que estaban volviendo de los servicios del estadio. Pero si ya antes el Almería estaba metido en su terreno de juego, con el gol del pichichi se dio un nuevo paso atrás. Los amarillos lo agradecieron y volvieron a meterse en el partido.

Ahí apareció San Esteban Bendito, que ruega por el Almería. En los cinco minutos siguientes al gol, los rojiblancos comprobaron cómo se las gasta un tornado. Los amarillos se volcaron en tromba, y hasta Juanma Rodríguez cambió a una defensa de tres con la incorporación del ariete Quiroga por el central Herner. Los canarios comenzaron a bombardear la meta del asturiano, que fue resolviendo el desaguisado como buenamente podía. Pero todo tiene su límite y Javi Guerrero, incomprensiblemente solo, aprovechó un fallo en defensa para reestablecer las tablas. El 1-1 lo cierto es que hacía justicia y dejaba al Almería contra las cuerdas porque le había cedido totalmente la iniciativa a Las Palmas y los amarillos estaban crecidos.

Sin embargo, el movimiento que había efectuado Juanma Rodríguez le iba a terminar saliendo rana. Si en la primera parte el Almería no había tenido espacios, los encontró en la segunda parte con una defensa amarilla totalmente descolocada. Goitom peleó un balón que todo el mundo pensaba que se iba a perder , lo ganó, centró y se convirtió en una asistencia perfecta para Ulloa con la benevolencia de Barbosa y David García, que literalmente pasaron de despajar.

Pero ni con el 1-2 aprendió el Almería la lección. Dos errores muy graves. El primero echarse tan atrás para defender. El segundo, ser unas madres a la hora de defender el balón parado. Las Palmas estaba muy tocado porque no se esperaba el nuevo golpe de Leo Ulloa, pero supo aprovechar las enormes facilidades que le dio el conjunto rojiblanco. En una saque de esquina al corazón del área, sin ningún tipo de estrategia de por medio, David García salta más que todo el Almería y cabecea a las mallas el 2-2. ¿Cómo puede un equipo como  el almeriense dejarse meter dos goles de cabeza, máxime cuando los amarillos estaban sin fuelle y se habían llevado un varapalo tan duro? Así es un Almería que volvió a sufrir de lo lindo para sumar sólamente un punto, que no parece malo del todo después de analizar el resto de resultados. El empate fue justo, pero la sensación de que la endeblez defensiva no mejora.

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