José Gomes es consciente de que en las próximas jornadas la única salida posible pasa por renovarse o morir con las botas puestas. El técnico portugués necesita agitar el árbol para que el equipo reaccione tras acumular un pobre bagaje de 6 puntos sobre 18 posibles y tres jornadas seguidas sin ganar, por lo que madura la idea de cambiar su clásico 1-4-2-3-1, el sistema táctico en el que ha confiado de forma inquebrantable hasta la fecha. 

La intención es frenar la sangría de goles que llegan por los costados apostando por retocar el dibujo, abriéndose dos posibilidades. La primera pasaría por reforzar el eje de la zaga incluyendo un tercer central, lo que permitiría ofrecer mejores coberturas a los carrileros, dada la gran vocación ofensiva que muestran Akieme y Balliu, provocando que los rivales les cojan la espalda con suma facilidad.

Ese cambio pasaría por variar a una disposición 1-5-2-3 en la que Ivanildo acompañaría a Maras y Cuenca, dándole al madrileño funciones de cierre o líbero, quien seguiría asumiendo la responsabilidad de sacar el balón jugado desde atrás. El doble pivote continuaría inalterable con Samú Costa-Morlanes, ya que es la zona del campo que mejor funciona hasta la fecha, mientras que en la línea atacante se suprimiría un mediapunta, optando por un tridente ofensivo con Sadiq como punta de lanza, Corpas por la derecha para equilibrar esa banda también a nivel defensivo y el costado zurdo para Lazo o Brian. 

Supondría la muerte de la línea de mediapuntas tal y como ha estado concebida hasta la fecha, si bien el de Matosinhos ya probó en algunos encuentros como la visita a La Rosaleda la opción de jugar con extremos en lugar de interiores en uno de los pocos retoques tácticos operados en su sistema a lo largo de estas 35 jornadas. El fin último sería proteger a Akieme y Balliu (o Buñuel, en caso de que el catalán no se recupere a tiempo). Una variante de este dibujo sería el 1-5-3-2 con un trivote formado por Samú como mediocentro acompañado de Morlanes y Aketxe como interiores, alineando a la dupla Sadiq-Villar arriba. 

El fin último sería proteger a Akieme y Balliu en sus continuos desdoblamientos por banda para evitar que les cojan la espalda

La otra alternativa pasaría por disponer un 1-4-4-2 y en este caso la figura de Juan Villar tiene mucho que decir. El ariete onubense parece llegar fresco al tramo decisivo del campeonato y su veteranía puede ser clave en las eliminatorias de promoción, pero sigue disfrutando de pocos minutos cada vez que entra desde el banquillo. En ese dibujo acompañaría a Sadiq en la delantera ejerciendo de segundo punta, la posición donde mejor sabe explotar su vena goleadora.

En este esquema también se equilibrarían defensivamente las bandas, ya que los extremos tendrían que sacrificarse ayudando a los carrileros. De Corpas se da por hecho, por lo que las mayores dudas surgen en ver si Lazo o Brian podrían desempeñar dicha función en la izquierda para no dejar desprotegido en sus continuos desdoblamientos a Akieme. Samú y Morlanes se mantendrían en la sala de máquinas, mientras que no habría que recurrir a un tercer central, bastando con Maras y Cuenca.

Gomes asume que el club está teniendo mucha paciencia durante la segunda mala racha del curso, que ha llegado en un punto crítico del curso, por lo que entiende que si no logra una rápida reacción su continuidad en el banquillo se haría insostenible en las siete jornadas restantes. De ahí que esté por concretarse si finalmente implementa el cambio táctico en la visita al Mirandés o, por el contrario, sigue fiel a sus principios. En el seno de la dirección deportiva no se vería con malos ojos un movimiento en el sentido de reajustar las piezas sobre el césped. El domingo saldremos de dudas en Anduva.