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Hortelano vuelve a soñar

  • Un accidente de tráfico truncó la proyección de un atleta de futuro

Hortelano vuelve a soñar

Hortelano vuelve a soñar

Tenía todo por delante. Plusmarquista de 100 y 200 metros, la gran esperanza española para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en una disciplina que es la asignatura pendiente del atletismo español. Sin embargo, un accidente de tráfico truncó la proyección de uno de los mejores atletas del presente y futuro. Su mano derecha quedó muy dañada, al borde de la amputación, lo que denominamos mano traumática.

¿Qué supone una mano traumática?

Es un concepto que supone una lesión general de la mayoría de las estructuras de la mano: fractura de metacarpianos, lesiones tendinosas, importante lesión o daño muscular y para concluir, lesión cutánea que deja expuestas partes de la mano.

Las fracturas de los metacarpianos son fracturas frecuentes en trabajadores manuales y también en deportistas. Representan el 30-50% de todas las fracturas de la mano.

Se producen por traumatismo directo sobre la cabeza de los metacarpianos o en el dorso de la mano. El paciente refiere dolor, inflamación e impotencia funcional en la mano. En muchas ocasiones la movilidad esta limitada por el dolor. La localización de la fractura (diáfisis, base y en cuello y / o cabeza), el trazo de la fractura, la deformidad resultante, así como la estabilidad de la misma, son criterios a tener en cuenta para establecer el tratamiento adecuado.

Las fracturas de la base de los metacarpianos pueden ser extraarticulares, intraarticulares y fracturas-luxaciones, en las que un pequeño fragmento se queda unido a los huesos de la muñeca mientras que el resto de metacarpiano se desplaza.

Tratamiento

Los objetivos del tratamiento son, conseguir y mantener una reducción lo más anatómica posible, obtener una óptima funcionalidad y preservar al máximo el arco de movilidad. La movilidad precoz disminuye el edema, las rigideces y adherencias provocando, un tratamiento inadecuado, una gran discapacidad.

La idea es conseguir una síntesis lo más estable posible ya sea mediante tornillos o placas que permitan que el foco de la fractura no tenga movilidad y así pueda conseguirse una consolidación de la misma. Este tiempo ronda las 6 semanas. Pero la mano traumática supone un problema general y no únicamente óseo. Debido a que la piel que es la que protege todo lo que hay debajo, está muy dañada, si colocamos una placa o tornillos pero no hay una buena cobertura, se corre el riesgo de sufrir una infección. En primer lugar hay que estabilizar las fracturas con una técnica poco agresiva que es colocar agujas de Kirscher. Son varillas de acero de diferente grosor que "sujetan" los extremos fracturados. A continuación, se procede a reparar tendones y ligamentos y resecar el tejido muscular desvitalizado que puede provocar una necrosis y la infección posterior. En último lugar, lograr una cobertura cutánea de la mano. Es una primera cirugía de salvamento. Estabilizar las lesiones y reducir la inflamación.

Pero el proceso tiene otra etapa. Una vez se ha estabilizado las lesiones con lo mínimo, se realizan los injertos correspondientes, sobre todo de partes blandas, sobre todo de tendones. Si los propios tendones del paciente han sido dañados de forma irreversible, se pueden extraer tendones de la otra mano, de la pierna o de cadáver. Además, si la piel no ha podido ser restituida, se realiza un injerto de piel total del propio paciente, del brazo o del muslo. Cuando el daño es demasiado severo, es frecuente usar un injerto vascularizado, es decir, una pieza con el paquete vascular que debe ser "conectado" a las venas y arterias de la zona donde se coloca, de esta manera se asegura el aporte vascular y que el injerto sea viable.

Todo lo que buscamos al operar una mano, mover pronto para evitar rigideces que es el enemigo número uno de la cirugía de mano, aquí no vale. Hay que ser pacientes y es posible que haya que reintervenir en varias ocasiones al paciente. De hecho, Hortelano ha sido operado al menos en 4 ocasiones.

La segunda fase de la recuperación consiste en recuperar lo que llamamos propiocepción y la movilidad. Hace referencia a la capacidad del cuerpo de detectar el movimiento y posición de las articulaciones. Dicho de otro modo, es la propiedad por la que sabemos en todo momento la posición de nuestras articulaciones y músculos sin necesidad de usar la vista. Estando de pie sabemos perfectamente la posición en la que tenemos los pies apoyados en el suelo, cuando se flexionan o cuando un músculo se estira o contrae. La propiocepción mantiene la estabilidad articular, proporcionado el control del movimiento deseado y la estabilidad articular. Para que el sistema propioceptivo funcione, hay dispuestos una serie de receptores situados en los músculos, articulaciones y ligamentos. Se encargan de detectar el grado de tensión y estiramiento muscular, la posición y tono de los ligamentos que se encargan de la estabilidad de una articulación y la situación de la cápsula articular.

Todo el periplo le ha costado alrededor de dos años a Hortelano. Un calvario que él, su cirujano y sus fisios saben lo que ha costado. Su mano no volverá a ser nunca como antes. Sin embargo, eso no será motivo para detener a Hortelano. Según él, ya tiene dos fechas de cumpleaños, la biológica y el día del accidente. Para correr rápido hay que ser feliz y ahora Bruno Hortelano es un hombre feliz que vuelve a sonreír. En los próximos meses se verá la verdadera medida del velocista español. Esos dos años que ha estado en el hospital, en la camilla de la sala de fisioterapia y alejado de las pistas, seguro que han forjado un carácter de ganador, una personalidad que puede con todo. Lo mejor de Bruno Hortelano está por llegar.

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